Comunicado de Prensa

La Iglesia llama a líderes de gobierno a proteger la vida

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IJSUD), muy respetuosamente se suma al llamado de las diferentes organizaciones que defienden la vida desde el momento de la fecundación.

Durante los siguientes días, el Máximo Tribunal Constitucional del país abordará el tema del derecho a la vida, atendiendo las demandas entabladas por tres municipios en contra de sus respectivos poderes Legislativo y Ejecutivo en los que se exige la invalidez de las disposiciones antiaborto.

Los municipios de Arroyo Seco, Querétaro; Asunción Ixtaltepec, Oaxaca, y Uriangato, Guanajuato, consideran invadida la  autonomía municipal en lo que se refiere a la prestación de servicios de salud y de anticoncepción, así como la entrega de la píldora del día siguiente, entre otros.

Para observar la magnitud de los alcances de la práctica del aborto, los informes mundiales indican que se llevan a cabo cuarenta millones por año. Cifra que supera las perdidas de la Primera y la Segunda Guerras Mundiales juntas.

La IJSUD, cree en la santidad de la vida humana. Por lo tanto, la Iglesia se opone al aborto electivo por motivos de conveniencia personal o social, y aconseja a sus miembros que no se sometan a un aborto, ni que lo lleven a cabo, ni que paguen ni hagan arreglos para que se realicen tales abortos.

La Iglesia concede posibles excepciones a sus miembros cuando el embarazo es resultado de una violación, cuando un médico competente determina que la vida o la salud de la madre está en serio peligro o que el feto tiene defectos graves que no permitirán al bebé sobrevivir después del nacimiento. Incluso estas raras excepciones no justifican el aborto en forma automática. El aborto es un asunto sumamente serio y debe considerarse solamente después de que las personas afectadas hayan consultado mediante la oración personal que su decisión es correcta.

Somos respetuosos de la ley y de los gobernantes, creemos que el magistrado civil debe restringir el crimen y castigar el delito como corresponde, que todos los hombres están obligados a sostener y apoyar a los gobiernos respectivos de los países donde residan; que estos deben proteger sus derechos inherentes e inalienables; y que todo gobierno tiene el derecho de establecer leyes que a su propio juicio estime que son las que mejor garanticen los intereses públicos.

Por ser hijos e hijas de Dios, apreciamos la vida como un don de Él. Su plan eterno proporciona a Sus hijos la oportunidad de obtener un cuerpo físico, de ganar experiencias terrenales y de cumplir su destino divino como herederos de la vida eterna .

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