Un estudiante universitario realizó, recientemente, un singular descubrimiento personal, el cual, a diferencia de mucho de lo que estaba aprendiendo como estudiante, no surgió de una disertación o de un libro de texto. De hecho, fue provocado por algo que olvidó de sus estudios.
Mientras tomaba una clase de ciencias, quedó fascinado al leer sobre cómo se forman las estrellas, y advirtió que si alguien le preguntaba sobre ese proceso mientras lo estudiaba, él podría describir con exactitud las condiciones necesarias para la formación de estrellas. Pero, si alguien le hacía la misma pregunta un par de meses después, quizá recordara vagamente que el gas hidrógeno era un componente integral del proceso, pero no estaría seguro de los detalles. Con el tiempo, tal vez empezaría a cuestionarse a sí mismo y se preguntaría si el hidrógeno era realmente esencial para la formación de una estrella. El tiempo transcurrido desde que había estudiado el tema lo hacía dudar de lo que una vez supo con certeza.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
¿Qué fue lo que descubrió como resultado de esa sencilla observación?, que ese principio básico de éxito académico también se aplica al crecimiento espiritual.
La verdad es independiente, nunca cambia, pero nuestra confianza en la verdad varía según nuestro vínculo con Dios, la fuente de toda verdad. Esa es la razón por la cual los hábitos espirituales diarios son tan importantes. Si dedicamos tiempo todos los días a conectarnos con los cielos por medio de la oración y del estudio resuelto de la palabra de Dios, estaremos en mejores condiciones de reaccionar a las dificultades de la vida con fe y claridad, y hasta podremos responder con más confianza a las preguntas que desafían nuestra fe. Cuando tales retos nos acometan, no será necesario ampararnos en el vago recuerdo de lo que una vez leímos, sentimos, o conocimos, sino que será mucho mejor basarnos en experiencias espirituales recientes. Los conflictos de la vida se vuelven menos abrumadores y lúgubres al disfrutar de la luz divina a diario.
Estamos aquí para aprender y crecer, y, como todo lo demás que tiene vida sobre la tierra, crecemos en forma gradual y constante, día tras día, y no de un modo esporádico. La verdadera devoción a Dios acontece regularmente, aun a diario. Las experiencias o los sentimientos espirituales del pasado quizá no sean suficientes para sostenernos durante las pruebas y las dudas del futuro, pero dedicar tiempo cada día a la santidad mantendrá nuestros recuerdos espirituales claros y poderosos.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)