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Es cierto que para gran parte del mundo, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es conocida, nombrada o apodada como “la iglesia mormona”, “Iglesia SUD”, o “Iglesia de los Santos de los Últimos Días”, sin embargo existen razones muy importantes para que se empleen las once palabras que componen nuestro nombre completo.
El nombre correcto de La Iglesia
Podemos recordar la Conferencia General de octubre de 2018, donde el presidente Russell M. Nelson, citó un párrafo de una de las escrituras canónicas de la Iglesia, Doctrina y Convenios 115:4 (dada por revelación el 26 de abril de 1838), que dice: "Porque así se llamará a mi Iglesia en los últimos días, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”.
El presidente Nelson explicó que en todos los apodos antes mencionados se hacía evidente la omisión o ausencia del nombre del Salvador Jesucristo, “Cuando descartamos el nombre del Salvador, estamos despreciando sutilmente todo lo que Jesucristo hizo por nosotros, incluso su expiación".
"Si se tratara de una discusión acerca de calificar a una organización hecha por el hombre, esos argumentos podrían prevalecer. Pero en este asunto crucial, miramos a Aquél cuya Iglesia es esto y reconocemos que los caminos del Señor no son, y nunca serán, los caminos del hombre", declaró Nelson.
Cada palabra es importante
En la Conferencia General de octubre de 2011, el élder M. Russell Ballard, del Cuórum de los Doce Apóstoles declaró: "Parece largo, pero si lo consideramos una reseña descriptiva de lo que es la Iglesia, de repente se vuelve maravillosamente breve, sencillo y preciso. ¿Cómo podría una descripción ser más directa y clara, y aun así expresarse en tan pocas palabras?"
"Cada palabra es aclaratoria e indispensable. La palabra La indica la posición única de la Iglesia restaurada entre las religiones del mundo".
"Las palabras Iglesia de Jesucristo declaran que ésta es Su Iglesia. En el Libro de Mormón, Jesús enseñó: “¿Y cómo puede ser mi iglesia salvo que lleve mi nombre? Porque si una iglesia lleva el nombre de Moisés, entonces es la iglesia de Moisés; o si se le da el nombre de algún hombre [como Mormón], entonces es la iglesia de ese hombre; pero si lleva mi nombre, entonces es mi iglesia, si es que están fundados sobre mi evangelio” (3 Nefi 27:8)".
Élder Ballard detalló que, "de los Santos significa que sus miembros lo siguen a Él y se esfuerzan por hacer Su voluntad, guardar Sus mandamientos y prepararse una vez más para vivir con Él y nuestro Padre Celestial en el futuro. “Santos” sencillamente se refiere a aquellos que procuran santificar su vida mediante el convenio de seguir a Cristo".
Finalmente, "de los Últimos Días explica que es la misma Iglesia que Jesucristo estableció durante Su ministerio terrenal, pero restaurada en estos últimos días. Sabemos que hubo un desvío, o una apostasía, que requirió la Restauración de Su Iglesia verdadera y total en nuestra época".
El nombre de la Iglesia
El Libro de Mormón indica que, cuando Jesucristo visitó a los nefitas, enseñó que la Iglesia debía llevar Su nombre. Quienes se bautizaban en el nombre de Cristo llegaban a ser parte de “la iglesia de Cristo” (3 Nefi 26:21; véase también 3 Nefi 27:8). En el Nuevo Testamento, Pablo se refiere a los primeros cristianos como “santos” (Efesios 1:1; 2 Corintios 1:1). Al creer que vivían cerca del tiempo de la segunda venida de Jesucristo, los miembros de la Iglesia restaurada de Cristo se autodenominaron “Santos de los Últimos Días”, para distinguirse de los santos de épocas anteriores.
La Iglesia de Cristo (1829–1834)
Incluso antes de que se organizara la Iglesia, Oliver Cowdery siguió el precedente que sienta el Libro de Mormón al proponer “La Iglesia de Cristo” como el nombre de esta. El día en que se organizó la Iglesia, se llamó a José Smith mediante revelación como “élder de esta Iglesia de Cristo”. De allí en adelante, las primeras revelaciones se refirieron a la Iglesia en repetidas ocasiones como “La Iglesia de Cristo” y a los miembros de esta como “santos”.
La Iglesia de los Santos de los Últimos Días (1834–1838)
La Iglesia restaurada de Cristo no era la única organización de creyentes cristianos conocida por el nombre de “La Iglesia de Cristo”. Algunas iglesias congregacionales de Nueva Inglaterra se autodenominaban mediante ese nombre, y quienes profesan ser cristianos en ocasiones se refieren a sí mismos de modo colectivo como la iglesia de Cristo.
A fin de ayudar a los santos a distinguirse de otros cristianos, los élderes, en una conferencia en Kirtland, Ohio, votaron el 3 de mayo de 1834 a favor de que se cambiara el nombre de la Iglesia a “La Iglesia de los Santos de los Últimos Días”. Además de aportar claridad, el nuevo nombre también alejaba la Iglesia de los términos “mormones” y “mormonitas”, utilizados por los opositores de la Iglesia.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (1838–1851)
Incluso tras ese cambio, los miembros de la Iglesia de vez en cuando utilizaban el nombre anterior o mezclaban este con el nuevo, lo cual daba como resultado la combinación “La Iglesia de Cristo de los Santos de los Últimos Días”. Poco después de que los Santos de los Últimos Días se establecieran en Far West, Misuri, una revelación (Doctrina y Convenios 115:4) integró los dos títulos anteriores en un nombre nuevo: “Porque así se llamará mi iglesia en los postreros días, a saber, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Ese nombre ha sido el nombre oficial de la Iglesia hasta el día de hoy.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (1851 hasta la actualidad)
Después de la muerte de José Smith, varios grupos disidentes se adjudicaron para sí la frase “Santos de los Últimos Días”. Para el año 1849, tras el éxodo a Utah, los líderes de la Iglesia habían comenzado a emplear el nombre “La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días”, con la palabra “días” con d minúscula, para distinguir la Iglesia, que tenía sede en Utah, de las otras agrupaciones. En 1876, se cambió el uso de la grafía que figuraba en Doctrina y Convenios 115:4 a fin de reflejar el nombre estandarizado.
Para comienzos del siglo XX, muchos Santos de los Últimos Días se autodenominaban con los términos “mormón” y “SUD”. Posteriormente, se popularizaron las frases “Iglesia mormona” e “Iglesia SUD” y tanto los líderes como los miembros y los no miembros las utilizaban con frecuencia. En las décadas de 1960 y de 1970, los líderes de la Iglesia comenzaron a recalcar que se usara el nombre revelado de la Iglesia o el título breve “Iglesia de Jesucristo” en vez de esos otros apodos. En 2001, la Primera Presidencia reiteró la importancia de utilizar el nombre revelado de la Iglesia como parte de “la responsabilidad que tenemos de proclamar el nombre del Salvador por todo el mundo”.