Desde ese humilde comienzo, la Sociedad de Socorro, una de las organizaciones femeninas más antiguas y más grandes del mundo, ha crecido hasta tener aproximadamente seis millones de miembros en más de 170 países y territorios.
El propósito de la Sociedad de Socorro es preparar a las mujeres para las bendiciones de la vida eterna al 1. Aumentar la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo y Su expiación; 2. Fortalecer a las personas, las familias y los hogares mediante las ordenanzas y los convenios y, 3. Trabajar en unidad para ayudar a los necesitados.
A continuación, mujeres Santos de los Últimos Días comparten sus sentimientos sobre cómo ser parte de la Sociedad de Socorro ha sido una bendición en sus vidas:
"La Sociedad de Socorro para mi es la organización de mujeres en el mundo que enseña a las hijas de Dios el inmenso valor que tenemos, lo importante que somos para el crecimiento de esta gran obra y aprendemos a expresar nuestro inmenso amor por los demás" -Katy Serrano.
“Yo soy muy feliz de ser parte de la Sociedad de Socorro, porque es una organización que trata de llevar amor y servicio al prójimo y se esmera en apoyar a los que necesiten apoyo temporal y espiritual”. -Norma Núñez de Rodríguez.
"La Sociedad de Socorro para mi es servicio, amistad y amor puro. Tengo tantas experiencias al pertenecer a esta maravillosa organización, unidas en hermandad podemos crecer y progresar tanto temporal como espiritualmente”. -Claudia Rivera de Gavarrete
“La Sociedad de Socorro para mi es la organización más hermosa donde podemos trabajar al lado del Salvador, emulando Su ejemplo de amar y servir y compartir con todas nuestras hermanas disfrutando de hermosos y maravillosos momentos juntas”. -Marielena Varela.
“La sociedad de socorro para mí es donde encuentro gozo, amistad, inspiración y me hace sentir que soy muy especial para mi Padre Celestial y que tengo su ayuda”. -Marisol Andaluz.
"Me siento contenta de pertenecer a la Sociedad de Socorro porque me ayuda a prepararme e inspirarme, aumenta mi fe en el Padre Celestial y Jesucristo, me alegra el alma saber que la expiación puede limpiarme y cambiarme”. -Jenie de Madrid.
“Conocí la Iglesia siendo adulta, me bauticé en Costa Rica, una de las experiencias donde sentí el amor y el apoyo de las hermanas fue cuando mi familia regresó a Nicaragua y por un par de años me quedé sola allá y siendo una madre muy joven me hacía mucha falta mi familia. Pero recuerdo que las hermanas de la Sociedad de Socorro me acogieron y apoyaron en todo momento, siempre hubo una mano amiga y amorosa que me ayudó y reconfortó”. -Gabriela Canales.
“La Sociedad del Socorro es una obra de nuestro Padre Celestial, centrada en la fe, el servicio y la esperanza. Para mí es una gran satisfacción poder trabajar en la obra del Señor, junto a grandes mujeres que, con amor, nos ayudamos las unas a las otras y que siempre estamos dispuestas para dar un mensaje y abrazo de aliento”. -Indira de Pino-
“La Sociedad de Socorro es una gran organización inspirada en la que se puede dar y recibir amor y servicio a nuestros semejantes. Se que el Señor al inspirar a nuestros líderes para que fuese fundada fue con el objetivo principal de que cada mujer pudiera desarrollar habilidades y talentos para ayudar en Su gran obra”. -Janysette de Almanza.
“Desde que era una joven esposa y madre la organización de la Sociedad de Socorro me ayudó y enseñó como desarrollar mejor esos roles, pero más que nada aprendí a acercarme más a Jesucristo a través de pequeños actos, por ejemplo, al servir a mi familia, el ver cómo otras hermanas de esta organización bendecían mi vida y la de mi familia, me ayudó a sentir más de cerca el amor de mi Salvador. Algo que fue muy especial para mí es el haber pertenecido y servido en esa organización junto a mi suegra, a través de ella y su ejemplo pude aprender y desarrollar más aquellos atributos que me acercaban a Cristo”. -Alma de Vásquez.
“Sé que esta organización existe para la mujer porque nuestro Padre Celestial nos ama y se preocupa por nosotras. Somos tan valiosas y Él siempre nos enseña que somos útiles en esta gran obra”. -Doris Brandaris de Cedeño.
La hermana Jean B. Bigham, Presidenta General de la Sociedad Socorro, dijo: “Nos ministramos unas a otras tal como lo hicieron en los primeros días. Ellas salían y se encontraban unas con otras y ayudaron a descubrir cuáles eran sus necesidades y trataron de satisfacer esas cosas”.
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