El concepto de Zonas Azules fue creado por la revista National Geographic y abarca otros cuatro sitios, además de la Península de Nicoya: Cerdeña (Italia), Ikaria (Grecia), Okinawa (Japón) y Loma Linda (en California, Estados Unidos).
El secreto de la longevidad de los habitantes de las llamadas "zonas azules" radica en una combinación de factores espirituales, de convivencia con una vida sana y feliz, concluyó el foro que se llevó a cabo en Costa Rica.
En una de sus visitas a la "Suiza de Centroamérica" (tal como se conoce a Costa Rica), Dan Buettner, autor del libro "Las zonas azules" (The Blue Zones) apuntó que en estas áreas prevalece “un concepto del estilo de vida y el medio ambiente que produce longevidad". Y explicó: "Son lugares donde las personas se trasladan caminando más que en auto, comen más plantas que carne, su dieta incluye porotos, o granos como maíz. La familia es su razón de ser y es lo número uno. Tienen formas sencillas de tranquilizarse, así como grupos de amigos con los que comparten hábitos saludables”.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Los expertos internacionales coincidieron en la necesidad de comunicar al mundo los factores que hacen posible una longevidad saludable y para reflexionar acerca del proceso que conllevan las Zonas Azules como espacios geográficos singulares en el mundo. Con ese fin, acordaron crear una Red Internacional de Longevidad Saludable que será liderada desde Costa Rica.
Buettner, por su parte, dijo que la humanidad debe tratar de emular el estilo de vida de las personas longevas de estas zonas, especialmente su conexión con otras personas y el Medio ambiente.
"Es un orgullo enorme ver los resultados de cómo la idea de investigar sobre el tema de la longevidad que surgió hace 15 años se ve materializada en la reunión de los grandes científicos investigadores sobre el tema de las Zonas Azules", afirmó.
(fuente: el clarin)
Una historia …“Paul C. Kimball era un estudiante Santo de los Últimos Días en la Universidad de Oxford, Inglaterra. Cuando se le pidió que entrenara a un equipo de remo cuyos integrantes eran jóvenes que no tenían mucha experiencia, dijo que se sentía ‘incapaz. Yo nunca había entrenado a nadie’.
“Sin embargo, aceptó la asignación con una condición: ‘Si quieren que yo los entrene’, les dijo a los remeros, ‘los voy a entrenar según mis reglas’. Sus reglas comprendían la abstinencia total del tabaco, del alcohol, del té y del café. A los muchachos les tomó más o menos una semana aceptar las condiciones.
“Habiendo obtenido el acuerdo, el hermano Kimball ‘empezó a entrenarles y… trabajó con ellos durante tres horas todas las tardes hasta el mes de febrero. En ese mes se inscribieron en una serie de concursos de remo en las que participaban todas las otras facultades de Oxford. ‘Mis muchachos competían contra equipos de hombres que habían participado en el deporte de remo desde muy pequeños’, expresó el hermano Kimball. ‘El grupo que yo tenía estaba constituido por muchachos sin experiencia. Sin embargo, se habían entrenado arduamente y, que yo sepa, ninguno había usado cigarrillos durante ese período, ni había tomado té, ni café, ni ninguna bebida alcohólica’.
“Aun así, al llegar el día de la carrera, nadie pensaba que los jóvenes inexpertos tenían la más remota posibilidad de triunfar. Cuando se escuchó el disparo que indicó el comienzo de la carrera de dos kilómetros y medio por el río Támesis, todos pensaban que muy pronto el joven equipo se quedaría atrás. Pero cuando los remeros llegaron a mitad de camino, Paul C. Kimball, quien corría por la ribera y usaba un megáfono para gritar instrucciones a su equipo, vio que sus muchachos todavía iban a la par con los demás competidores.
“El hermano Kimball les gritó las últimas instrucciones: ‘¡Ahora es el momento; aceleren!’. Entonces los muchachos aumentaron la velocidad en forma magnífica y, en un minuto, le sacaron treinta metros de ventaja al bote más cercano; luego ganaron la carrera fácilmente.
“En cada uno de los seis días que se llevó a cabo la competición se esperaba que el equipo del hermano Kimball fuese derrotado; pero, al contrario, siguiendo la misma táctica, ganó fácilmente. Paul C. Kimball dijo después: ‘Cuando la gente me preguntaba cómo logré tal éxito con un equipo de novatos, yo respondía: “Hice que los muchachos vivieran de la forma correcta”; ‘y al llegar el momento de aumentar la velocidad, sus pulmones estaban limpios; los sistemas de su organismo estaban limpios; su sangre estaba limpia y sus nervios estaban fuertes’ ”(Joseph Walker, “Victory on the Thames”, Church News,20 de febrero de 1983, pág. 20).