Nota de prensa

Las instalaciones de producción de ropa sagrada de todo el mundo producen mascarillas y batas temporalmente

Las instalaciones de cinco países ayudan mientras el Obispado Presidente visita la planta de Salt Lake City durante la pandemia del COVID-19

Los empleados de las seis instalaciones de Beehive Clothing en todo el mundo están produciendo cientos de miles de mascarillas de tela y batas quirúrgicas para el personal de asistencia médica a fin de contribuir a las necesidades locales durante la pandemia del COVID-19.

Las instalaciones le pertenecen a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y están bajo su dirección.

Medios de comunicación para periodistas: SOTs | B-roll

 “Nosotros, como Iglesia mundial, hemos buscado maneras de ayudar y tender una mano a nuestros hermanos y hermanas en Cristo en todo el mundo. Una manera en la que podemos ayudar es ofreciendo nuestros servicios desde nuestras instalaciones de costura”, comenta Peggy Cowherd, directora gerente del Departamento de Administración de Materiales de la Iglesia.

Las instalaciones están ubicadas en Brasil, Paraguay, México, Filipinas y EE. UU. (en Salt Lake City y American Fork, Utah). Los empleados dejaron temporalmente su trabajo de producir ropa sagrada para coser batas médicas y mascarillas de tela después de que el proyecto recibió la aprobación de la Primera Presidencia a mediados de abril.

“Tenemos alrededor de 1000 empleados en total en esas seis instalaciones y vamos a estar donando nuestro tiempo, nuestro trabajo y nuestra capacidad de confección durante varios meses, dejando de coser ropa sagrada a fin de coser batas quirúrgicas y mascarillas de tela reutilizables para la comunidad”, dijo Cowherd.

Beehive Clothing también donó parte de su tela para los proyectos.

“Todos nosotros queremos contribuir con esta labor”, explica Stan Howell, director mundial de Beehive Clothing. “Queremos ayudar a la comunidad. Queremos ayudar a los hospitales. Si hay escasez de algo y podemos contribuir modestamente con eso, haremos todo lo que podamos”.

Las dos instalaciones de la Iglesia en los Estados Unidos están confeccionando las batas médicas, mientras que las plantas a nivel internacional están produciendo las mascarillas.

“Me inscribí y me ofrecí desde el primer día”, explica Jessie Peterson, empleada de Beehive Clothing en Salt Lake City, al terminar su turno el viernes. “Es maravilloso tener la oportunidad de brindar algo a otras personas, en especial algo que se necesita tanto como esta bata quirúrgica”.

Los empleados de Beehive Clothing en Utah están trabajando en tres turnos para posibilitar el distanciamiento social.

“En Beehive, siempre [hay] una oportunidad de servir”, afirma Lek Horne, empleado en Salt Lake City. “Simplemente, es un honor para mí hacer esto”.

El personal puede coser una bata en menos de tres minutos; todas son de talla extragrande. “Es una talla que sirve para la mayoría”, explica Howell.

Cowherd destaca que las batas tienen un diseño único. “Trabajamos en asociación con Intermountain Healthcare, junto con su consultor, para asegurarnos de que fuera una bata quirúrgica adecuada que ofreciera la protección necesaria a los proveedores de atención médica”.

“Tuvimos que adaptarnos un poco para coser una tela que no tiene elasticidad”, indica Charlene Johnson, empleada de Beehive Clothing en Salt Lake City. “En verdad me encanta estar aquí, sin importar lo que esté cosiendo”.

Cowherd informó de que, hasta el lunes, se han cosido aproximadamente 50 000 batas en las dos plantas de Utah y se han terminado alrededor de 585 000 mascarillas en las plantas de los otros países.

“Nuestra meta es confeccionar 200 000 batas quirúrgicas y alrededor de 1,5 millones de mascarillas de tela reutilizables en total para fines de junio”, agregó.

El Obispado Presidente recorre la planta de Utah

Los miembros del Obispado Presidente de la Iglesia, quienes supervisan el proyecto, hicieron un recorrido por la planta de Salt Lake City el viernes 15 de mayo de 2020 por la tarde, para expresar su agradecimiento a los empleados que están trabajando durante la pandemia.

“Es bueno que podamos servir a la comunidad”, afirma el Obispo Presidente, Gérald Caussé, quien estuvo acompañado por el obispo W. Christopher Waddell, Segundo Consejero del Obispado Presidente.

“Siempre son muy amables con lo que hacemos y sienten que esta obra es muy importante. Y cuando salen, todos los operadores aquí en Beehive Clothing siempre se sienten muy contentos y honrados de que ellos los visiten”, explica Howell, quien participó en recibir a los líderes generales de la Iglesia durante su visita.

“Cada uno de los costureros, cuando ha dejado su asignación regular de costura para venir a esta área a coser batas médicas, no solo ha estado dispuesto, sino entusiasmado y feliz de hacerlo. Se sienten honrados de formar parte de esto”, añade.

Beehive Clothing está donando la mano de obra para confeccionar las 200 000 batas quirúrgicas planeadas para fines de junio. Intermountain Healthcare y University of Utah Health ayudaron a comprar la tela para confeccionar 65 000 batas para el uso del personal médico local. La organización benéfica Latter-day Saint Charities, la sección humanitaria de la Iglesia, compró el material para las 135 000 batas restantes, las cuales tiene previsto donar a organizaciones y áreas necesitadas.

“Ha habido muchos milagros al esforzarnos por obtener las materias primas”, afirma John Higginson, gerente de compras de Beehive Clothing. “Al comienzo, nos encontrábamos con callejones sin salida; entonces, de repente, recibíamos una llamada telefónica o un correo electrónico que decía: ‘Tenemos algo disponible’”.

Producción internacional de mascarillas

Las cuatro instalaciones internacionales de Beehive Clothing estuvieron cerradas durante la pandemia, pero los gobiernos locales permitieron que la Iglesia reabriera las plantas a fin de confeccionar mascarillas para sus comunidades.

La planta de Brasil tiene previsto producir 600 000 mascarillas y cortar otras 600 000 para que las confeccionen voluntarios de las congregaciones locales. En Paraguay se están confeccionando hasta 300 000 mascarillas y en la planta de Filipinas 400 000 más. El personal de México tiene previsto fabricar 200 000 mascarillas durante el proyecto.

Cowherd indica que las mascarillas se pueden lavar y reutilizar. “Están hechas de una tela de algodón que teníamos en existencia para coser nuestra ropa sagrada. Por lo tanto, simplemente estamos usando una tela que ya teníamos, así como lazos elásticos”.

“Cuando pienso en Cristo y en el verdadero cristianismo, que es servir a los demás, esta es una oportunidad maravillosa de mostrar amor por nuestros semejantes y bendecir su vida al protegerlos mediante este regalo”, dice Juan Carlos Caballero, empleado de Beehive en Paraguay.

“Desde que me uní a este equipo, siento que es un privilegio trabajar en la obra del Señor”, afirma Izabel de Oliveira Silva Cunha, empleada de Beehive en Brasil. “Es gratificante saber que le sirvo a Él en mi trabajo diario; y ahora, ese sentimiento solo aumenta porque forma parte del propósito”.

“Somos la Iglesia de Jesucristo y seguimos Sus enseñanzas de amarnos unos a otros. Estamos agradecidos por el privilegio que supone esta oportunidad de servir en esta función. Hemos ofrecido muchas oraciones y hemos presenciado muchos milagros; ha sido una bendición para todos los que participaron. Ha sido reconfortante ver cómo se unió el equipo mundial para lograr que esto sucediera. Cuando el Señor nos ayuda, suceden cosas especiales”, comenta Cowherd.

Según lo permitan las normativas del gobierno local, se prevé reanudar la producción regular de ropa sagrada en las seis instalaciones de Beehive Clothing en julio.

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