Representantes diplomáticos, líderes comunitarios y amigos de todo el mundo se reunieron esta noche en Ginebra para celebrar una cena navideña organizada por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. El evento celebró el espíritu de la temporada navideña y reconoció los significativos esfuerzos humanitarios y diplomáticos llevados a cabo en Ginebra a lo largo del año.
El programa comenzó con unas palabras de bienvenida de Joseph y Jan Cannon, de la oficina de la Iglesia en Ginebra y de Latter-day Saint Charities. Expresaron su agradecimiento a las misiones diplomáticas, a las ONG y a quienes colaboraron en 2025 para fortalecer a las familias, ayudar a los refugiados y promover la paz.
Stefano Bosco, director de la Oficina de Ginebra, destacó el papel singular de Ginebra como centro de diálogo y cooperación, subrayando los numerosos actos discretos de servicio y coordinación que hacen posible el progreso humanitario. Señaló que la Navidad brinda una oportunidad para reconocer esas contribuciones y renovar el compromiso de servir a los demás.
Este sentimiento fue reiterado por el embajador Iván Emilio de Jesús Ogando Lora, representante permanente de la República Dominicana: “Vemos muchas cosas que están sucediendo en el mundo, mucha gente que piensa en el individualismo. Se trata de compartir, esta temporada lo invita a uno a compartir. La cultura dominicana es principalmente eso”.
El élder Rubén V. Alliaud, presidente del Área Europa Central de la Iglesia, que asistió junto con su esposa, la hermana Fabiana Alliaud, pronunció un discurso inaugural relacionado con “Ilumina el mundo”. El élder Alliaud compartió un mensaje centrado en Jesucristo y en el llamado a extender esperanza, bondad y paz.
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| Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
“Estas cenas son una manera sencilla de agradecer a todos los países, personas y organizaciones que se unen para ayudar a los necesitados y llevar luz a sus vidas, siguiendo el ejemplo que Jesucristo tan bien ejemplificó”, afirmó. “La Iglesia es una organización global y está presente en muchos países; la ayuda y la labor humanitaria que proporcionamos cada año se lleva a cabo a través de organizaciones y buenas personas de todos esos países que pueden identificar mejor las necesidades reales. Los embajadores y las ONG ayudan a llevar luz al mundo, y eso es lo que celebramos esta noche”.
La velada contó con actuaciones culturales que mostraron la diversidad y la belleza de la comunidad mundial representada en Ginebra. Los artistas ofrecieron música y danza de sus países de origen, y contribuyeron a crear un ambiente de amistad e intercambio cultural.
El embajador Paul Empole Losoko Efambe, representante permanente de la República Democrática del Congo, dijo: “Gracias por la demostración de las luces del mundo, la demostración a través de la danza y la forma en que vemos el mundo juntos como grupo, como una familia”.
Las actuaciones estuvieron a cargo de la República Democrática del Congo, Indonesia, el Samoan Pacific Youth Group, la República Dominicana y el L'Ensemble Pannonia, Danses Hongroises y Bojóca Band de Hungría.
“Todos somos hijos de Dios. No importa de qué país seas, cuál sea tu cultura, ni qué tipo de comida comas o qué danzas bailes, tenemos un lenguaje universal de amor y luz”, dijo el élder Joep Boudewijn Boom, líder (Setenta de Área) del Área Europa Central.
Cada presentación destacó las tradiciones y el espíritu de una región diferente, uniendo a los asistentes en un sentimiento de aprecio por las culturas que enriquecen el panorama internacional de Ginebra.
La embajadora Nella Pepe Tavita-Levy, representante permanente del Estado Independiente de Samoa, expresó que “la cultura samoana se basa en el amor, el respeto y la humildad. Samoa es un país cimentado en Dios donde procuramos hablar y vivir con amor y respeto y, lo que es más importante, tener una actitud de servicio, de servir a los demás”.
A lo largo de la velada, los invitados destacaron la calidez y la fraternidad que caracterizaron el encuentro, una expresión del mensaje navideño de paz y buena voluntad. Muchos reflexionaron sobre cómo el progreso de Ginebra en materia de acción humanitaria, diplomacia y cooperación interreligiosa es posible cuando las personas y las instituciones trabajan juntas para elevar a los demás.
“Hubo un sentimiento como de estar en familia. No conocía de antes a esas personas, pero nos reunimos, hablamos y sentimos una conexión. Esa conexión también se debe a que somos hermanos y hermanas. Fue como si el mundo entero se hubiera unido”, dijo el élder Yves Weidmann, otro Setenta de Área del Área Europa Central.
La cena navideña no solo sirvió como celebración de la temporada, sino también como reconocimiento de todo el bien realizado a lo largo del año. La Iglesia expresó su agradecimiento por la cooperación que hace posible esta labor y reafirmó su compromiso de servir con humildad, compasión y amor cristiano.