La Catedral Metropolitana fue el escenario de una emotiva celebración interreligiosa por la paz, organizada por la Conferencia Episcopal Paraguaya de la Iglesia Católica Apostólica Romana. El evento reunió a representantes de diversas organizaciones religiosas y filosóficas del país, quienes elevaron oraciones y reflexiones en favor de la paz mundial y la armonía entre los pueblos.
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Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Durante el encuentro, los líderes participantes compartieron mensajes de esperanza, unidad y respeto mutuo. Entre ellos se encontraban Monseñor Pierre Jubinville, presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya; el Cardenal Adalberto Martínez Flores, arzobispo de Asunción; el Padre Sergei Kazarin de la Iglesia Ortodoxa Rusa; Hugo Acosta de la Iglesia Católica Maronita; Michael Nachtrab de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata; Abdun Nur Naten de la Comunidad Musulmana Ahmadí del Paraguay; el Pastor Osvaldo Centurión de la Asociación de Iglesias Evangélicas y Pastores Evangélicos del Paraguay; el Élder Enrique Texeira Gómez, Setenta de Área de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días; Dada Arnavananda de la Sociedad Yoga Ananda Marga del Paraguay; y Dionisio Gómez, líder de la comunidad indígena Cerró Poty de Yukyty.
“Estamos reunidos como hermanos y hermanas para orar por la paz que el mundo está necesitando, y donde escuchamos el llamado divino a amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”, expresó Monseñor Pierre Jubinville.
Por su parte, el Élder Enrique Texeira Gómez ofreció una oración en la que pidió: “Que juntos podamos, como hijos de un mismo Dios, buscar la paz; que haya descanso para los afligidos en guerras, que los que hayan sido heridos puedan recibir ayuda, y que los que hayan sido afligidos reciban cuidado y consuelo”.
La actividad fue valorada por los asistentes como un gesto de unidad y respeto entre credos, y un recordatorio del poder de la oración y la colaboración interreligiosa para construir un mundo más justo y pacífico.