Jesucristo es descrito como la quintaesencia del altruismo: buscando incansablemente al único y haciendo milagros donde sea necesario. Apreciamos su increíble capacidad de poner a los demás en primer lugar, sin importar los inconvenientes o el precio. Aun así, la vida del Salvador también está decorada con momentos intencionales de consuelo, reflexión y descanso.
En un artículo para el Ensign , Kevin Keovongsa, un trabajador social clínico licenciado, sugiere que podemos llegar a ser como Él no sólo a través del servicio sino también estableciendo límites personales apropiados. Reconoce que es normal sentirse cauteloso o incómodo al establecer límites en cuanto a las emociones, las relaciones y la espiritualidad. Pero con la práctica, nuestros límites personales pueden darnos fuerza independientemente de nuestras circunstancias.
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Keovongsa reconoce que a veces nos avergonzamos de admitir nuestros límites emocionales y mentales. No queremos que los demás sientan que no pueden acudir a nosotros en busca de ayuda. Con estas nobles intenciones, a veces intentamos dar más que lo que podemos. Establecer límites emocionales es una poderosa protección contra el agotamiento mental.
Del mismo modo, comunicar nuestros límites en las relaciones no es fácil. El camino de menor resistencia es evitar la contención, pero eso a menudo viene a cambio de acumular resentimiento. Sentirse molesto o angustiado en las relaciones no nos convierte en personas o discípulos terribles. Más bien, Keovongsa sugiere que estas son señales de advertencia de que uno de nuestros límites se ha cruzado. Establecer y mantener límites en las relaciones puede aumentar nuestra capacidad de amarnos unos a otros.
Mientras que los límites en las relaciones parecen naturales de establecer, establecer límites espirituales puede parecer a menudo contrario a la intuición. Después de todo, ¿no es el aumento de la espiritualidad la respuesta a los desafíos de la vida? Como dice Keovongsa, "Es un error pensar que, si nos centramos sólo en la espiritualidad, los otros aspectos de nuestras vidas serán automáticamente fuertes". Todos los aspectos de nuestras vidas requieren tiempo y atención adecuados. Ciertamente no hay sustituto para la comunión con Dios a través de prácticas religiosas como la oración y el estudio de las escrituras, pero estas prácticas no están destinadas a apoderarse completamente de nuestras vidas. El equilibrio trae bendiciones.
Lea el artículo de Kevin en la edición de septiembre de 2020 del Ensign para encontrar más información sobre cómo establecer y mantener los límites personales. También da ejemplos prácticos de cómo articular los límites con los demás, especialmente en situaciones en las que puede ser fácil sentirse culpable.
Fuente: LDS Living