Aunque las olas y los vientos de la vida pueden separar a los buenos amigos por un tiempo, incluso años, cuando se reúnen, el tiempo y la distancia se desvanecen casi instantáneamente.
Quizás haya tenido una experiencia similar a la de dos queridos amigos que perdieron contacto entre ellos. Muchos años y muchos kilómetros de distancia después, uno de ellos recordó que perdió su vínculo de amistad, por lo que decidió tomar la iniciativa para encontrar a su amigo. Después de décadas de diferencia, los amigos se volvieron a conectar y la alegre reunión derritió los años. Sus corazones se llenaron de felicidad y buenos recuerdos mientras se reían juntos y compartían sentimientos tiernos. Era como si nunca se hubieran separado, como si todavía vivieran en la misma ciudad y compartieran las mismas experiencias.
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La mayoría de nosotros podemos recordar amigos que han tocado nuestras vidas para siempre a lo largo de los años. Es posible que algunos de esos amigos ya no estén, pero el recuerdo de su amor, ejemplo y bondad aún puede levantarnos e inspirarnos. El amor y la confianza, el saber escuchar y el cuidado, el tiempo compartido y las experiencias nunca nos dejan realmente, porque nos han hecho lo que somos.
Aunque a veces podamos parecer ser independientemente fuertes, nadie cruza las aguas de la vida solo. Necesitamos tener, y necesitamos ser, verdaderos amigos. Una meditación del poeta John Donne inspiró estas letras que capturan una verdad perdurable:
Ningún hombre es una isla;
Ningún hombre está solo.
La alegría de cada hombre es alegría para mí;
El dolor de cada hombre es mío.
Nos necesitamos unos a otros,
así que
defiendo a cada hombre como mi hermano,
cada hombre como mi amigo.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración .