Hay seguridad en los límites. Los carriles de conducción en la carretera, un área cercada que advierte de un acantilado cercano o incluso los límites de tiempo de pantalla en un teléfono: todos estos son ejemplos de límites, destinados a protegernos del peligro.
Imagine una quema controlada en un bosque. La quema controlada funciona porque está controlada. Los límites se establecen para evitar que el fuego se propague, mientras que el fuego controlado quema simultáneamente la maleza muerta e incluso repone los nutrientes en el suelo.
Los peces que viven dentro de un arrecife de coral también se benefician de los límites. El coral brinda protección contra los depredadores, pero fuera del arrecife están expuestos y deben valerse por sí mismos.
A veces puede ser difícil determinar por qué existe un límite, especialmente cuando no hay un peligro aparente a la vista. Pero incluso en estos momentos, los límites y las reglas todavía tienen su propósito.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Lo mismo ocurre con los mandamientos de Dios. Estos, como los límites, brindan estructura y protección para prosperar. El amor divino se refleja en ellos: conducen al crecimiento personal, a la libertad que da el arrepentimiento y a un gozo profundo (véase Mosíah 2:41). Dios nos da la oportunidad de decidir si los obedecemos.
Uno de los dones más grandes es el albedrío, la capacidad de elegir quiénes y qué seremos. Dios desea que no solo hagamos lo correcto, sino que elijamos hacerlo (véase "Escogeos hoy", por el élder Dale G. Renlund, Liahona, noviembre de 2018).
Estas palabras anónimas de un himno afirman este punto:
Debes saber esto, que cada alma es libre
de elegir su vida y lo que será;
Porque esta verdad eterna es dada:
Que Dios no obligará a ningún hombre a levantarse.
Él llamará, persuadirá, dirigirá correctamente,
y bendecirá con sabiduría, amor y luz,
de maneras innombrables sé bueno y amable,
pero nunca forzarás la mente humana.
El amor eterno de Dios brilla en sus mandamientos. Estos límites divinos nos ayudan a elegir la mejor vida, aquella que lleva a una alegría plena y duradera.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)