Más de 200 guatemaltecos, entre ellos misioneros de la Iglesia regresan al país de la Eterna Primavera “Guatemala”

El martes 12 y miércoles 13 de mayo más de 300 misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días regresaron a sus países de origen en vuelos humanitarios gestionados por la Iglesia en colaboración con los gobiernos de Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Paraguay, Ecuador, Uruguay y República Dominicana, países donde se encontraban sirviendo los misioneros.

El embajador de la República Oriental de Uruguay en Guatemala, Boris Svetogorsky Marino, agradeció a la Iglesia por las gestiones de repatriación que realizó en el mejor de los intereses por cuidar a los misioneros uruguayos que cumplían su misión en la región centroamericana.

El miércoles 13 de mayo, aterrizó el vuelo proveniente de Sao Paulo, Brasil con un grupo de más de 200 guatemaltecos que se encontraban en Sudamérica, dentro de ese grupo regresaron 137  misioneros guatemaltecos, quienes estuvieron en cuarentena por más de dos meses en los países sudamericanos donde prestaban servicio, todos manifestaron su felicidad y agradecimiento por estar de regreso en su país y con sus seres amados.

Una de las misioneras dijo “estoy agradecida por poder estar en mi país otra vez, a pesar de que fue difícil, el Señor tuvo misericordia de nosotros y ahora podemos estar de vuelta con nuestra familia en Guatemala.

Otros 83 ciudadanos guatemaltecos fueron beneficiados con el vuelo humanitario, algunos de ellos estaban estudiando, trabajando o de turismo al momento del cierre de las fronteras y suspensión de vuelos comerciales, como consecuencia de la pandemia del COVID-19, estas personas manifestaron su agradecimiento a la Iglesia por la solidaridad manifestada ante su situación. 

Los padres de dos repatriadas guatemaltecas no miembros de la Iglesia manifestaron: “Mis hijas estaban en Argentina porque mi nieta estudia en la Universidad de Palermo, y estábamos tremendamente preocupados y tristes porque teníamos el gran problema que ellas tenía que quedarse allá. Así es que yo agradezco infinitamente primero a Dios y a la Iglesia de Jesucristo por este gran favor y ayuda de haber repatriado no solo a mis hijas sino a todos los guatemaltecos varados en Argentina”