Historia

Misioneros mormones alcanzan los 75,000 a nivel mundial

La cantidad continúa elevándose a raíz de la reducción en la edad reglamentaria y un mayor número de hermanas misioneras

Desde el anuncio dado en octubre del 2012 por parte del Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Thomas S. Monson, permitiendo que los varones pudieran comenzar el servicio misional a la edad de 18 años y las hembras a los 19, las filas de misioneros mormones a nivel mundial se han engrosado significativamente.

Al momento del anuncio, las edades reglamentarias eran 19 y 21 años respectivamente y se encontraban prestando servicio unos 58,500 misioneros. A partir de esta fecha, el número total ya ha superado los 75.000.

Para sus líderes y miembros, la Iglesia sigue el modelo bíblico que estableció Jesucristo en la época del Nuevo Testamento al enviar misioneros de dos en dos para enseñar el evangelio a través de lecciones y obras de servicio desinteresadas. Hoy en día, los misioneros mormones prestan servicio voluntario por un período de entre 18 y 24 meses, pudiendo servir en sus propios paises de origen o ser asignados a otras naciones del mundo para compartir su mensaje.

Un elemento importante de la obra misional de la Iglesia es que dicho servicio es voluntario y los que sirven en el campo misional lo hacen sufragando sus propios gastos, ya sea con recursos propios o con el apoyo de familiares y amigos. Para la mayoría de estos jóvenes, este acto desinteresado requiere un gran sacrificio económico, físico y emocional que según expresan rinde grandes satisfacciones personales y constituye una de las obras más gratificantes que pudieran realizar durante su juventud.

A los jóvenes mormones que prestan servicio como misioneros, la vida les cambia al seguir el ejemplo de Jesucristo de encontrar más propósito a su vida centrándose en las necesidades de los demás, no las propias. La obra misional que se realiza a través de estos jóvenes ha llegado a ser una marca distintiva de la Iglesia en todo el mundo.

Un misionero mormón promedio se levanta cada día a las 6:30 de la mañana y realiza todas sus actividades junto a un compañero que le es asignado por sus líderes misionales inmediatos. Sus horas se consumen en sesiones de estudio del evangelio, tiempo para orar y la típica labor proselitista que realizan por horas extendidas, en ocasiones bajo el inclemente sol de nuestro país o las lluvias repentinas tan propias del trópico caribeño. Aquellos que sirven en lugares donde no se habla su lengua materna, también incluyen sesiones de estudio del idioma local.

Tras la rutina de la mañana, los misioneros se reúnen con personas en diferentes entornos hasta las 9:00pm, con una breve pausa para las comidas. Según dónde se encuentren, pueden viajar a pie, en bicicleta, en vehículos propios, en autobús o por otros medios. Estos conversan con todas las personas, tanto en la calle como en sus hogares, y comparten con ellos sus creencias, así como también contestan sus preguntas o inquietudes. Estas personas con quienes comparten incluyen individuos de otras religiones, miembros de la Iglesia y personas no afiliadas a ninguna iglesia en particular.

El Elder Munday, un misionero que presta servicio en el país, comenta: “[Estamos] aquí para fortalecer a las personas y brindarles un poco de esperanza. Nuestro mensaje esencial al mundo es que mediante el Salvador Jesucristo podemos superar todas nuestras pruebas.”

Más recientemente, los misioneros han incorporado a su ministerio la tecnología digital para compartir mensajes o materiales disponibles a través del internet y así llegar a una audiencia más amplia, incluyendo a la juventud.

“Ayudamos a cualquier persona y a todos”, dice la Hermana Allen, misionera de tiempo completo que permanecerá por 18 meses en la misión a la cuál fue asignada. La cantidad conjunta de horas de servicio voluntario prestado cada año por estos 75.000 jóvenes misioneros supera los 14 millones.

Parte de la rutina de los misioneros incluye realizar sus propios quehaceres domésticos, hacer compras y escribir a sus familiares y amigos de quienes se separan por todo su tiempo como misioneros para entregarse al servicio de otras personas a quienes en principio no conocen y con quienes se llegan a familiarizar hasta alcanzar un nivel virtualmente filial. En el caso de los misioneros extranjeros, estos se convierten en embajadores de buena voluntad de nuestro país, así como promotores y defensores de nuestra cultura en sus países de origen.

La labor de los misioneros mormones incluye proyectos de servicio comunitario y otras obras sociales como: limpiar y embellecer entornos públicos, enseñar inglés, música, pintura y visitar hogares de ancianos, entre muchas otras iniciativas, segú las necesidades de la comunidad.

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