Necesidad de luz

¿Ha notado alguna vez cómo las plantas se inclinan hacia la luz del sol? Ya sean árboles en un bosque, flores en un jardín o plantas en un macetón, casi todos tienden a crecer en dirección a esa luz que les da vida. Los botánicos lo llaman heliotropismo, pero es mucho más sencillo de lo que parece; casi todo lo que tiene vida prefiere la luz antes que la oscuridad.

Así como con las plantas, recientes estudios muestran que lo mismo sucede con los seres humanos. Todos tendemos a mirar hacia lo positivo en vez de lo negativo; hacia la luz, y alejarnos de la oscuridad.

Un profesor de economía apercibido de este principio, lo aplicó a corporaciones y otras organizaciones. Lo llama el “efecto heliotrópico”: así como una planta florece bajo la luz del sol y se apaga en la oscuridad, la gente y los grupos prosperan “ante lo que es positivo, y se debilitan en presencia de lo negativo”. Después el profesor añadió que este principio tan sencillo “tiene enormes implicancias en cómo criamos a nuestros hijos, cómo capacitamos a líderes, y cómo educamos a nuestros estudiantes”.

De hecho, quizá repercuta en la forma como vivimos a diario. Hay mucho en el mundo que es severo, oscuro y negativo, cosas que no podemos completamente evitar, pero sí podemos alejarnos de ellas e ir en pos de la luz. Podemos elegir la esperanza sobre el desaliento, la fe sobre la duda, y el optimismo sobre el escepticismo. Cuando agradecemos, ayudamos, o elogiamos a alguien, tal como sucede con una flor, nos inclinamos hacia la luz que nos da vida.

No solo eso, sino que también llevamos luz a la vida de otras personas. Si las plantas y las empresas florecen en la luz, también pueden hacerlo las relaciones humanas. Al acercarnos más a Dios mediante nuestras buenas obras, estas atraerán a otras personas a nosotros; y si hay algo que este mundo cada vez más lúgubre necesita, es más bondad, más amor y más luz.

Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)