La labor de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días incluye compartir el evangelio de Jesucristo, fortalecer a las personas y a las familias y cuidar de los necesitados. La Iglesia no busca elegir funcionarios gubernamentales, apoyar u oponerse a partidos políticos ni, en general, tomar partido en los conflictos mundiales. La Iglesia se mantiene neutral en asuntos de política doméstica o entre los muchos países, naciones o pueblos del mundo. Sin embargo, como institución, se reserva el derecho de tratar asuntos que considere que tienen consecuencias morales significativas o que afecten directamente a la misión, a las enseñanzas o al funcionamiento de la Iglesia.
La Iglesia:
- No respalda, promociona ni se opone a partidos políticos, ni a sus plataformas o candidatos a cargos políticos.
- No permite que los edificios de la Iglesia, las listas de miembros u otros recursos se utilicen con fines políticos (para obtener más información sobre el uso apropiado de los edificios y las propiedades de la Iglesia, véase Manual General, 35.5.2 y 35.5.8).
- No aconseja a sus miembros cómo votar.
- No da indicaciones a los funcionarios gubernamentales o a los líderes de los partidos en cuanto a los deberes de su cargo.
- Por lo general, no hace declaraciones en cuanto a disputas de política doméstica o entre los muchos países, naciones, o pueblos (más bien, enseña el evangelio de Jesucristo, con el conocimiento de que vivir estos principios limita la contención y las hostilidades).
La Iglesia sí hace lo siguiente:
- Cree y enseña que los miembros deben “estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados […]; obedecer, honrar y sostener la ley” (Artículo de Fe 1:12).
- Reconoce el derecho universal al “libre ejercicio de la conciencia” y cree que todas las personas e instituciones deben poder expresar públicamente su punto de vista sobre los problemas a los que se enfrenta la sociedad (Doctrina y Convenios 134).
- Alienta a sus miembros a desempeñar una función como ciudadanos responsables en sus comunidades, lo que incluye estar informados sobre cuestiones, votar en elecciones, participar en procesos gubernamentales y (si lo desean) presentarse a cargos electos, designados o voluntarios.
- Alienta a sus miembros a participar en el proceso político de manera informada y cortés, respetando que los miembros de la Iglesia provienen de diversos orígenes y experiencias y que podrían tener diferencias de opinión en asuntos de política partidista. Asimismo, la Iglesia alienta a sus miembros a mantener todas las comunicaciones (incluidas las redes sociales) respetuosas y en armonía con una conducta cristiana.
- Solicita a los candidatos a cargos públicos que no den a entender que su candidatura o plataforma cuentan con el respaldo de la Iglesia.
- Brinda ayuda humanitaria en todo el mundo, incluso en zonas de conflicto internacional. Si bien las contiendas políticas podrían ser un factor que cause que esa ayuda sea necesaria, por lo general, la Iglesia no hace comentarios sobre los conflictos en sí. Más bien, la Iglesia busca vivir los dos grandes mandamientos del Salvador —amar a Dios y al prójimo— al aliviar del sufrimiento dondequiera que este se halle, independientemente de la raza, nacionalidad, tribu, ideología política o afiliación religiosa de las personas afectadas.
Relaciones con los gobiernos
Los funcionarios gubernamentales y los representantes políticos que son Santos de los Últimos Días toman sus propias decisiones. No se espera ni se les pide que estén de acuerdo entre sí, ni tampoco con una posición declarada públicamente por la Iglesia. Si bien la Iglesia podría comunicarles sus puntos de vista, como lo haría con cualquier otro funcionario o representante, reconoce que esas personas deben tomar sus propias decisiones ejerciendo su mejor criterio y teniendo en cuenta a los electorados que los eligieron para representarlos.
Participación política por parte de oficiales que presiden en la Iglesia
En junio de 2011, la Primera Presidencia de la Iglesia publicó una reiteración y una aclaración adicional de la postura de la Iglesia en cuanto a la neutralidad política. Esas normas son pertinentes para todas las Autoridades Generales, los Oficiales Generales, los presidentes de misión y los presidentes de templo, y limita su participación personal en las actividades de todos los partidos políticos. Esas normas no están dirigidas a los empleados de la Iglesia. Las normas, como se describe en la carta, se encuentran a continuación.
“Las Autoridades Generales y los Oficiales Generales de la Iglesia y sus cónyuges y otros líderes eclesiásticos que sirven a tiempo completo no deben participar personalmente en campañas políticas ni en actividades que incluyan la promoción de candidatos, la recaudación de fondos, el hablar en nombre de candidatos o respaldarlos de algún otro modo, ni hacer contribuciones financieras.
“Ya que no son oficiales de la Iglesia de tiempo completo, los Setenta de Área, los presidentes de estaca y los obispos son libres de contribuir, servir en los comités de campañas políticas y apoyar a los candidatos de su elección con el entendimiento de que:
- “Están actuando exclusivamente como ciudadanos en el proceso democrático y que no implican, ni permiten que otros infieran, que sus acciones o su apoyo representan de alguna manera a la Iglesia.
- “No utilizarán el papel con el membrete de la Iglesia, las listas de direcciones, los sistemas de correo electrónico generados por la Iglesia ni los edificios de la Iglesia para fines de campañas políticas.
- “No participarán en la recaudación de fondos ni en ningún otro tipo de campaña centrada en los miembros de la Iglesia que estén bajo su supervisión eclesiástica”.
Conclusión
A fin de poner en práctica estos principios de neutralidad y participación políticas en un mundo siempre cambiante y complejo, la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días seguirá buscando sabiduría y revelación proféticas sobre estas cuestiones.