Nota de prensa

Permitir el cambio con el tiempo

La vida no se trata de aferrarse firmemente a lo que estamos familiarizados, se trata aprender y progresar.

No hace mucho tiempo, un hombre se encontró con un viejo amigo de la escuela secundaria, uno que no había visto durante muchas décadas. Recordó a su compañero de clase como un adolescente imprudente, pero ahora tenía 60 años, y era notablemente diferente: ciertamente más responsable y maduro, pero también más amable y cariñoso. Qué felicidad volver a conocer esta nueva versión de su amigo perdido.

No pudo evitar meditar en qué experiencias debe haber influido en él a lo largo de esos muchos años. ¿Qué dolor y felicidad, qué éxitos y penas lo habían cambiado y transformado en la persona en la que se había convertido?

Entonces tuvo un pensamiento más aleccionador: ¿Yo también he cambiado? ¿Cómo me han moldeado y cambiado mis experiencias? ¿Mis amigos ven en mí a una persona más gentil y compasiva? ¿O ven la misma juventud inmadura que yo era hace tiempo?

 

La vida tiene que ver con el crecimiento. Nuestro crecimiento físico es más obvio, pero también crecemos de otras maneras que son más significativas. Y sin embargo, a veces luchamos para no dejar que otras personas crezcan también. Por alguna razón, nos aferramos a nuestras primeras impresiones de ellos. Es como si ya hubiéramos escrito sus historias de vida, ¡con tinta permanente! Tal vez sea nuestra manera de simplificar nuestro complejo mundo. ¿Pero la gente no puede cambiar? Si alguien era salvaje y descarriado hace años, ¿puede madurar y enderezar su vida? Si alguien fue descuidado y engreído en el pasado, ¿puede su corazón ser humilde y bondadoso?

Será mejor que esperemos que la respuesta sea sí, porque cada uno de nosotros tiene algo que cambiar. Y si esperamos que otros nos permitan crecer y mejorar, debemos permitirles hacer lo mismo. La vida no se trata de aferrarse firmemente a lo que estamos familiarizados, a lo que creemos que sabemos. Se trata de aprender, progresar y convertirnos en mejores versiones de nosotros mismos con cada día que pasa.

Así que la próxima vez que te encuentres con alguien que no hayas visto en mucho tiempo, o incluso a alguien que veas todos los días, abre tu corazón a una nueva narrativa, a un nuevo recuerdo en proceso. Permite que los demás, y tú mismo, se conviertan en las personas en las que debíamos llegar a ser.

Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)

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