Nota de prensa

¿Por qué se celebra el Día Mundial de la Religión?

Se celebra cada tercer domingo de enero desde hace 73 años. Esta fecha permite reflexionar sobre la importancia de la libertad religiosa.

El Día Mundial de la Religión, establecida desde 1950 para conmemorarse cada tercer domingo de enero, busca promover el respeto entre las personas y las naciones, con el objetivo de logar la armonía entre las diversas religiones que profesan sus ciudadanos.

Esta fecha también permite que los ciudadanos practicantes a una religión, tengan el respaldo del Estado para defender la libertad de culto como un derecho universal que no puede ser alterado.

Hace 73 años que se conmemora el Día Mundial de la Religión, cuando la Asamblea Nacional Espiritual de la Religión Bahaí, con sede en los Estados Unidos, presentó la iniciativa con el  ánimo de destacar la existencia de principios espirituales comunes entre las distintas agrupaciones religiosas de todo el mundo.

Sobre este tema, el élder Oaks, primer consejero de la Primera Presidencia de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, manifestó, “no podemos perder la influencia de la religión en nuestra vida pública sin poner en serio riesgo todas nuestras libertades”.

Élder Oaks también declaró sobre sobre quienes critican las creencias y prácticas religiosas tildándolas de irracionales y contrarias a importantes objetivos gubernamentales y sociales, “yo por supuesto mantengo que la religión es singularmente valiosa para la sociedad. Tal como un ateo ha admitido en un reciente libro: no hace falta ser un creyente religioso para entender que los valores esenciales de la civilización occidental están arraigados en la religión y para preocuparse porque la erosión de la observancia religiosa socava, por lo tanto, esos valores”.

El presidente Russell M. Nelson durante una reunión con el Papa Francisco hablaron de temas sobre la importancia de la libertad religiosa, de la familia, y mencionó “hablamos sobre nuestra preocupación mutua por las personas que sufren en todo el mundo y nuestro deseo de aliviar el sufrimiento humano… nuestra preocupación mutua por los jóvenes de la Iglesia, por la secularización del mundo y la necesidad de que las personas acudan a Dios y lo adoren, oren a Él y tengan la estabilidad que la fe en Jesucristo trae a sus vidas”.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es una organización activa con el servicio al prójimo, algo que se evidencia con las acciones de los miembros, quienes se unen para servir al prójimo, sin importar su afiliación religiosa.

Al respecto, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia, mencionó, “cuando vemos más allá del color de la gente, del grupo étnico, del círculo social, de la iglesia, la sinagoga o la mezquita, del credo y de la declaración de creencias, y cuando nos esforzamos por verlos como quienes realmente son: hijos del mismo Dios, algo bueno y de valor ocurre en nuestro interior y, por tanto, establecemos una unión más íntima con ese Dios que es el Padre de todos nosotros”.

Reseña de la Iglesia

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una religión mundial de más de 16 millones de miembros enfocados en la creencia de que toda persona en la tierra es hijo o hija de un Dios amoroso1 y que su Hijo Jesucristo salvó al mundo del pecado y de la muerte. Jesucristo invita a todos los hijos de Dios a venir a Él, a seguirle y a llegar a ser más como Él2.

La misión de la Iglesia

La misión de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es ayudar a todos los hijos de Dios a venir a Jesucristo3 al aprender acerca de Su evangelio, hacer y guardar promesas con Dios (convenios), y practicar el amor y el servicio cristianos4.

Los miembros de La Iglesia creen en ayudar a las personas y a las familias a cumplir los mandamientos de amar a Dios y amar al prójimo5. Esto comprende vivir el evangelio de Jesucristo6, cuidar de los necesitados7, invitar a todos a recibir el Evangelio8 y unir a las familias por medio de la obra del templo y de la Historia Familiar.

La comunidad mundial

La Iglesia tiene más de 30 000 congregaciones en más de 160 países y territorios. Cada una de esas congregaciones es un grupo local de santos que se prestan servicio, se enseñan, se inspiran y se aconsejan mutuamente a medida que se esfuerzan por superar los desafíos y las dificultades personales, y cada una es guiada por líderes no remunerados10 que son seleccionados de entre la congregación, que prestan servicio por un tiempo determinado y de manera voluntaria.

La Iglesia proporciona recursos y programas del Evangelio en más de 110 idiomas. Bajo la dirección de la Iglesia funcionan varias universidades; un programa de educación religiosa para jóvenes y jóvenes adultos con más de 400 000 alumnos inscritos en 170 países; FamilySearch, la organización genealógica más grande del mundo; y Latter-day Saint Charities, un amplio programa de ayuda humanitaria que proporciona casi 1000 millones de dólares en ayuda mundial al año. Las Oficinas Generales de la Iglesia se encuentran en Salt Lake City, Utah.

La restauración de la Iglesia de Jesucristo

Cuando Jesucristo vivió en la tierra, Él estableció Su Iglesia. Luego de Su muerte y la muerte de Sus apóstoles, algunas de las preciadas verdades que Él enseñó y Su autoridad sagrada se perdieron por un tiempo11. A este período se le conoce como la Gran Apostasía.

En la primavera de 1820, un joven llamado José Smith oró a Dios con gran preocupación por la salvación de su propia alma y para saber a cuál iglesia debía unirse. Dios y Jesucristo se aparecieron a José12 y comenzaron a prepararlo para traer de nuevo (o para restaurar) las preciadas verdades y la autoridad sagrada que se habían perdido de la Iglesia de Jesucristo que se formó cuando Él vivió en la tierra. Bajo la dirección del Señor, José Smith organizó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días el 6 de abril de 1830.

Por medio del poder de Dios, José Smith tradujo un registro antiguo escrito por profetas que vivieron en el continente americano y que enseñaron y testificaron de Jesucristo13. Este registro antiguo se llama el Libro de Mormón y, junto con la Biblia, es otro testamento de que Jesucristo es el Hijo de Dios y el Salvador de la humanidad.

  1. Véase Romanos 8:16.
  2. Véase Mateo 5:48.
  3. Véase Mateo 11:28.
  4. Véase Mateo 25:40.
  5. Véase Mateo 22:37–40.
  6. Véase Juan 13:15.
  7. Véase Santiago 1:27.
  8. Véase Mateo 28:19–20.
  9. Véase 1 Corintios 15:29.
  10. Véase 2 Tesalonicenses 3:7-10.
  11. Véase 2 Tesalonicenses 2:1-3.
  12. Véase José Smith—Historia 1:15-20.
  13. Véase José Smith—Historia 1:30-35.

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