Nota de prensa

Programa especial enseña a niños y jóvenes a convertirse en pianistas

En las estacas de Bogotá Sur se lleva a cabo un programa que provee de instrumentos musicales y enseña a tocar el piano a todos aquellos niños y jóvenes que deseen aprender.

Un programa llamado “Cada joven, un pianista”, enseña de manera gratuita a niños y jóvenes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a tocar el piano, proveyéndoles los instrumentos musicales y las herramientas de aprendizaje. Este curso tiene como objetivo principal, enseñar y brindar las herramientas a aquellas personas que deseen aprender y que no tengan los recursos para hacerlo.

Actualmente son más de 50 los niños y jóvenes que participan de este programa educativo, liderado por Ismael Urbina, asesor de música multiestaca, con el apoyo de la Fundación Harman Music. Gracias a este programa, los estudiantes han participado ya de dos Festivales de música Instrumental, y compartido sus talentos a otros estudiantes y a través de las redes sociales. Los participantes practican 30 minutos cada día, durante 6 meses, reciben clases teóricas virtuales, tienen acceso a videos y practican una vez a la semana con el profesor asignado, el cual es capacitado en pedagogía instrumental, promoviendo el curso del Instituto de religión ´coro instituto´.

El programa comenzó en el año 2017, cuando la fundación donó 5 teclados a las Estacas de Ciudad Jardín, Neiva, Ibagué, Tunjuelito, Kennedy, La Libertad y Soacha, permitiendo a los jóvenes tener un teclado en casa, como préstamo, para aprender a tocar piano y solucionando uno de los grandes desafíos que encontraban los estudiantes. “El gran problema de los estudiantes de piano es que no tenían dónde estudiar piano y lo único era ir a las capillas, pero eso resultaba muy complejo, y realmente eran muy pocos los jóvenes que pudieran salir adelante con eso”, indicó Ismael Urbina. Sin embargo, Urbina cuenta que, gracias a esta donación, se llegó a la idea de comenzar con un programa educativo, del cual comparte: “siento gratitud hacia mi Padre Celestial por haber enviado este programa inspirado, estamos enfocados a que cuando los jóvenes salgan a la misión salgan ya como pianistas”.

Otro de los propósitos del curso es que los jóvenes se vuelvan profesores de piano para otros niños. “Si un joven se vuelve profesor de piano, puede llamar a otro joven, esto es igual que la obra misional, ‘cada miembro un misionero’, aquí es ‘cada joven un pianista’, funciona exactamente igual, necesitamos llamar misioneros musicales”, explica Ismael Urbina, agregando el hecho de que las clases se brindan de manera gratuita y voluntaria. Daniela Tejada, participante del programa, compartió respecto al sistema: “gracias a que aprendí me dieron el llamamiento en la iglesia de ser la pianista del barrio, sabía que a nuestro Padre Celestial le gustaba cómo interpretaba los himnos, al iniciar como maestra de otros niños estaba muy nerviosa, pero creo que fue gracias al Espíritu Santo que pude compartir lo que sé”.

Por su parte, Diana Jiménez, alumna del programa en Neiva, aclara: “ha sido edificante, ya que he podido desarrollar más mi talento, cada melodía me hace sentir el amor de nuestro Padre Celestial, sé que podré bendecir la vida de los demás por medio de este talento que Dios me ha dado”.

Valeria Silva Egred, de 15 años, comparte: “vivo en el campo, en los Llanos en Cumaral Meta y pertenezco al Distrito Villavicencio, aprender piano ha sido una experiencia muy bonita, me ha servido también para desestresarme de todas mis tareas del colegio y labores de la casa”. Durante su tiempo en el programa, Silva encontró desafíos que la hicieron desistir por un tiempo, “al mismo tiempo ha sido bastante difícil para mí, aprender los acordes con la mano izquierda y especialmente distribuir el tiempo entre todo lo que tengo que hacer, se me ha complicado mucho, porque la carga académica es muy grande, mis labores de casa requieren bastante tiempo, porque vivimos en el campo, por eso me sentía abrumada y dejé de intentarlo”, explica. Sin embargo, gracias al apoyo de sus líderes y maestros, Silva encontró la manera de organizarse para continuar aprendiendo, “si pido ayuda al Padre Celestial, Él va a ayudarme con las cargas y hará que todo sea más fácil”, dice “todavía no sé tocar bien, pero sigo intentándolo”.

Los miembros de La Iglesia de Jesucristo consideran que los himnos y otra música adecuada, ya sea instrumental o cantada, son importantes en las reuniones de la Iglesia, en el hogar y en la vida personal. Creen que la música inspirada acerca a las personas al Salvador, les recuerda su naturaleza divina, provee oportunidades de aprender y servir a quienes les rodean.

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