El programa misional de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es una de sus características más reconocidas. Es posible ver a misioneros mormones en las calles de centenares de ciudades importantes del mundo, así como en miles de localidades más pequeñas.
La obra misional de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se basa en el modelo del Nuevo Testamento de que los misioneros presten servicio en pares, enseñen el Evangelio y bauticen a los creyentes en el nombre de Jesucristo (véase, por ejemplo, la obra de Pedro y de Juan en el libro de Hechos).
Más de 52.000 misioneros están prestando servicio en misiones para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en cualquier momento dado. La mayoría son jóvenes de menos de 25 años que prestan servicio en casi 350 misiones alrededor del mundo.
Los misioneros pueden ser solteros entre las edades de 19 y 25 años, mujeres solteras mayores de 21 años o matrimonios jubilados. Los misioneros trabajan con un compañero del mismo sexo durante su misión, con la excepción de los matrimonios, que trabajan con su cónyuge. Los hombres solteros prestan servicio misional por 2 años y las mujeres solteras por 18 meses.
Los misioneros reciben su asignación de las Oficinas Generales de la Iglesia y sólo se les envía a los países donde los gobiernos permiten que la Iglesia funcione. Los misioneros no solicitan que se les asigne a determinada área ni saben de antemano si será necesario que aprendan un idioma.
Antes de ir a su área asignada, los misioneros pasan un corto lapso de tiempo en uno de los 17 Centros de Capacitación Misional que se encuentran por todo el mundo. Allí aprenden a enseñar el Evangelio de una manera ordenada y clara y, si es necesario, comienzan a aprender el idioma de la gente a la que van a enseñar. El centro de capacitación más grande se encuentra en Provo, Utah; y hay más centros en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Corea del Sur, España, Filipinas, Guatemala, Inglaterra, Japón, México, Nueva Zelanda, Perú y República Dominicana.
A los misioneros varones se les trata con el título de “élder” y a las mujeres se las trata con el título de “hermana”.
Un día normal de un misionero comienza despertándose a las 6:30 de la mañana para el estudio personal. Dedica el día al proselitismo, haciéndole seguimiento a citas, visitando hogares o conociendo gente en la calle u otros lugares públicos. Los misioneros concluyen su día alrededor de las 10:30 de la noche.
En algunas partes del mundo, sólo se envían misioneros para servir en una misión humanitaria o en una misión especializada de otro tipo. Esos misioneros no hacen proselitismo.
La obra misional es voluntaria. Los misioneros pagan su propia misión, excepto el transporte hasta el campo misional y de regreso, y no reciben remuneración por sus servicios.
El contacto con la familia y los amigos durante ese tiempo de servicio está limitado a cartas y ocasionalmente llamadas telefónicas a la familia en fechas especiales. Mientras están en la misión, los misioneros evitan la recreación, las fiestas u otras actividades comunes entre las personas de su edad, con el fin de concentrarse completamente en la obra de servir a otras personas y de enseñarles el Evangelio de Jesucristo.