Cinco años han transcurrido desde que el templo de San Salvador se erigió para ser un estandarte de paz y amor a este país, que esta lleno de muchas dificultades y al mismo tiempo de corazones valientes.
Los templos de los Santos de los Últimos Días se consideran casas de Dios, un lugar de santidad y paz aparte de las preocupaciones del mundo. Proporcionan un lugar donde los miembros de la Iglesia hacen promesas y efectúan compromisos formales con Dios. También son el lugar donde se administran los mayores sacramentos de la fe: el matrimonio y el “sellamiento” de las familias por la eternidad. Te invitamos a visitar el templo de San Salvador con toda tu familia.