Todos tenemos nuestra parte de dificultad y tragedia en la vida. Algunos de nosotros, de hecho, parece que tenemos más que otras personas. Y luego hay personas que de alguna manera, contra viento y marea, sobreviven a múltiples situaciones aparentemente imposibles.
Los desafíos ocurren por todo tipo de razones. A veces son la consecuencia de nuestras propias acciones. Otras veces somos víctimas de las malas elecciones de los demás. Pero la mayoría de las veces, las angustias y las adversidades nos llegan al azar: accidentes, enfermedades, desgracias. Nadie tiene la culpa; simplemente suceden.
Independientemente de su origen, tales dificultades pueden hacernos amargar o, en algunos casos, hacernos mejores. ¿Qué hace la diferencia? ¿Por qué algunas personas se enojan y se resienten después de experimentar adversidades, mientras que otras se vuelven más receptivas e incluso indulgentes? Por supuesto, no podemos ver el interior del corazón de otra persona ni juzgar su viaje por la vida.
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Pero los expertos han observado que las personas resilientes, los "sobrevivientes", comparten ciertos rasgos: son optimistas, desinteresados y espirituales, y aceptan lo que no se puede cambiar (ver "Después de la tragedia, cómo sobreviven los sobrevivientes", por Clare Ansberry, Wall Street Journal, 30 de julio de 2018, wsj.com/articles/after-tragedy-how-survivors-cope-1532962941).
Una pareja ha sobrevivido décadas de desafíos abrumadores. Han bromeado diciendo que si no tuvieran mala suerte, ¡no tendrían suerte en absoluto! Pero a pesar de todo, problemas de salud, angustia, incluso la pérdida de varios hijos, han demostrado los rasgos de los sobrevivientes. Intentan buscar lo positivo en cada situación. Piensan en los demás más que en ellos mismos. Se vuelven a Dios por paz y consuelo. Y han aprendido a aceptar serenamente que hay algunas cosas que simplemente no pueden cambiar.
En cierto sentido, cada uno de nosotros es un sobreviviente. Todos tenemos estos rasgos dentro de nosotros en un grado u otro. Es posible que no sepamos cuándo vendrá el próximo desafío, pero la mejor manera de prepararse para sobrevivir sea lo que sea que traiga la vida es pensar positivamente, mostrarse desinteresado, profundizar nuestra relación con Dios y aprender a aceptar lo que no se puede cambiar. En otras palabras, podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para desarrollar los rasgos de un sobreviviente.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)