Hoy, 10 de diciembre de 2020, se cumplen 72 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos aprobada en 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La declaración es un documento histórico que proclama los derechos inalienables que corresponde a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Este año, el tema del Día de los Derechos Humanos está relacionado con la pandemia de COVID-19, asegurándose de que los derechos humanos sean la base para los esfuerzos de recuperación a nivel mundial. Ese objetivo común es posible al practicar la igualdad de oportunidades para todos, abordar los fracasos que la pandemia ha dejado en evidencia y aplicar las normas de derechos humanos para hacer frente a las desigualdades, la exclusión y la discriminación arraigadas, sistemáticas e intergeneracionales.
El cumplimiento de la declaración universal permite prevenir, contener o disminuir las injusticias y atrocidades que se obran sobre las personas. Como todas las cosas que vale la pena mantener, los derechos humanos siempre requerirán nuestra fe y vigilancia.
El presidente Russell M. Nelson, dijo recientemente: “Les suplico que promuevan el respeto por todos los hijos de Dios”, y los miembros de la Iglesia se esfuerzan por seguir a Jesucristo y cumplir con el segundo gran mandamiento de “…Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).