
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días invita a sus miembros a ser buenos ciudadanos en los países donde vivan. Su artículo de fe número doce declara: “Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados, en obedecer, honrar y sostener la ley.”
Los miembros de la Iglesia también creen que “ningún gobierno puede existir en paz, a menos que las leyes se enmarquen y se sostengan como inviolables, asegurando a cada el individuo el libre ejercicio de su consciencia”.
La vida ciudadana funciona de mejor forma cuando existe participación y apoyo, donde las personas y gobiernos cooperan para asegurar el bien común.
El ser buenos ciudadanos también se refiere a contribuir al bienestar de nuestras comunidades. En general, los miembros de la Iglesia se consideran parte de una sociedad nacional y se esfuerzan por mejorarla. Muchos de ellos son voluntarios en las instituciones civiles de caridad y otras como escuelas, asociaciones de vecinos y cívicas, incluyendo clubes comunitarios. Ellos a menudo sirven a los necesitados en albergues, comedores públicos y hospitales. Ellos tienen como mira analizar los problemas que atañen a la sociedad y votar por candidatos honestos.
Por ende, la vida ciudadana conlleva una participación activa en una sociedad que llama al involucramiento y no al aislamiento. La palabra raíz civ llena nuestro vocabulario político. Civilización, cívico, civilidad, derechos civiles - todos los términos apuntan hacia la manera de cómo nos tratamos mutuamente en la construcción de una empresa que nos pertenece a todos. Es una cuestión más de cultura que de ley, deber más que un derecho.