Vivía en Jerusalén un hombre extraordinario y perfecto que ayudaba a todas las personas que lo necesitaban. Era una época complicada donde algunos estaban perdidos en sus acciones (malas), pero también había personas nobles (buenas) y otras que deseaban cambiar sus vidas. Él siempre sintió empatía por todos; en especial por los niños.
Él dijo: "Dejad a los niños venir a mí y no les impidáis hacerlo, porque de los tales es el reino de los cielos" (Mateo 19:14)
Así es, todos lo conocemos, su nombre es Jesucristo; quién hizo todo lo bueno para dejarnos el camino para volver a nuestro Hogar Celestial.
¿Qué nos enseñó?
- A orar fervientemente
- A cumplir los mandamientos de Dios
- A ayunar aun cuando seamos tentados.
- A servir con amor a las personas.
- A perdonar y no juzgar
- A arrepentirnos cuando hayamos pecado
- Y muchas cosas más que aprendemos a través de sus parábolas en las escrituras.
Millones de niños miembros de las Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y muchas personas alrededor de todo el mundo nos esforzamos por seguir las enseñanzas de Cristo.
Recientemente niños y niñas, de entre 3 a 11 años de edad, participaron en el evento virtual "De amigo a amigo" donde aprendieron mucho sobre cómo seguir a Jesucristo a través del amor y el servicio a los demás. Se mostró el potencial divino de los más pequeños quienes a a su corta edad ya pueden tener una cercana relación con su Creador y Salvador. Oscar Monserrate es un niño que a sus 7 años ama y sigue a Jesucristo. Oscar vive en Santo Domingo, Ecuador, conoce el Evangelio de Jesucristo desde que estaba en el vientre de su madre, dado que nació dentro del Convenio Sempiterno. Sus padres le han enseñado a vivir el evangelio. Siempre cuida a su hermana menor Valentina de 3 años y cuando juegan, él siempre le dice que vaya con cuidado para que no se lastime mientras corre.
Un día Valentina salió de casa sin decir nada; como sus abuelitos viven al lado de su casa, pensaron que ella estaba con ellos, pero la pequeña no estaba. Su familia empezó a buscarla. Oscar estaba muy preocupado por su hermana. Corrió a buscarla por todo el barrio y después de un rato la encontró. ¡La abrazó! y se sintió agradecido porque su oración fue escuchada.
Los pequeños actos de amor reflejan la caridad que hay en nuestros corazones. En cada cosa que hagamos, debemos pensar y actuar cómo Jesucristo y preguntarnos: si Él lo haría; si Él lo diría o si Él lo escucharía ... si la respuesta es si, entonces yo también actuaré como Él.
Debemos ser una luz en nuestro hogar y en todo lugar.