Este 17 de septiembre el imponente edificio ubicado en la avenida Bolivar, conocido comunmente como el templo de los mormones, cumple sus 15 años de operación. Actualmente, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con 148 templos construidos, de los cuales el número 99 se encuentra ubicado en la República Dominicana.
Fue en una conferencia General en el año 1993, cuando líderes de la Iglesia anunciaron la construcción de un templo mormón en la ciudad de Santo Domingo, sin embargo fue siete años más tarde; el 17 de septiembre del año 2000, Gordon B. Hinckley, quien en ese entonces era el Presidente de la Iglesia a nivel mundial, viajó al país para ofrecer la "oración dedicatoria" (oración inaugural que da inicio oficial a las operaciones de un templo mormón) mediante la cual consagró el hermoso edificio para la adoración a Dios.
Templo de Santo Domingo
El Templo de Santo Domingo República Dominicana es considerado un faro de luz, un espacio de paz y refugio de las tormentas de la vida, así lo expresan los practicantes de la fe mormona. Allí los miembros del Caribe pueden asistir, hacer convenios con el Señor, y salir a servir al mundo.
La solemne edificación esta ubicada en la avenida Bolívar, y fue construida con las más altas especificaciones para soportar terremotos y vientos huracanados de hasta 200 MPH (322 KmPH). Prueba de esto, ocurrió cuando un huracán de categoría 3 con vientos de 120 MPH (193 KmPH) golpeó la República Dominicana en septiembre de 1999 durante la construcción del mismo. A pesar de que los árboles fueron arrancados de raíz en sus jardines, el templo no sufrió daños, ni el andamio.
Esta edificación no solo da servicio a los 127,530 miembros de la iglesia en el país, sino que también da servicio a más de 186,000 miembros en unos 27 países de la región del Caribe donde la Iglesia está organizada.
“El templo es un lugar especial y muy sagrado. Los miembros debemos ir preparados desde nuestros hogares, ya que allí recibimos al Señor Jesucristo, que es el dueño de esa casa, dijo Altagracia Fernández; quien es miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días desde el año 1990.
Para los miembros de la Iglesia, el templo no es un lugar secreto, sino más bien sagrado, y aunque el acceso a su interior está sujeto a determinados términos y condiciones de preparación personal, incluido el bautismo en la Iglesia, los líderes de la Iglesia han establecido que cualquier persona que desee, si cumple con las condiciones establecidas para tales fines, puede prepararse y algún día entrar al templo y participar en las actividades que allí se realizan.
“Cuando voy con una mente limpia, un corazón sano y con el amor que debo llevar para trabajar con mis hermanos que van allí, pero sobre todo buscando la forma para ver a Jesucristo, que es el dueño de ese lugar hermoso, puedo encontrar fortalezca y paz, que es una verdadera bendición cada vez que asisto al templo”, concluyó Altagracia Fernández,.
Como parte de su mantenimiento a largo plazo, los templos son remozados y sufren transformaciones importantes aproximadamente cada 20 ó 25 años, según las condiciones del lugar. Al completarse este proceso, existe la posibilidad de que el edificio sea dedicado en otra ocasión y se pronuncie nueva vez una oración dedicatoria. Cuando esto sucede, se puede realizar previamente una nueva jornada de puertas abiertas donde se permite al público visitar y conocer un poco más del interior de un edificio que quizás han admirado por mucho tiempo, pero sobre el cual quizás no poseen basta información. Una vez concluye la jornada de puertas abiertas, se consagra el edificio y vuelve a sus operaciones habituales.
Para los miembros de la iglesia, los templos son considerados literalmente casas del Señor, son lugares consagrados para adorar y realizar convenios sagrados con Dios.