A veces vemos cosas tan a menudo que ya dejamos de mirarlas. ¿Cuándo fue la última vez que se detuvo para observar una hermosa puesta de sol, para fijar la vista en un toldo de nubes, o para mirar fascinado un cúmulo de estrellas? Vivimos en el mundo natural, pero solo podemos entender nuestro lugar en él, nuestra conexión con la creación, cuando reparamos en la belleza que nos rodea.
Cuanto más lo hacemos, más nos acercamos a lo celestial. Como dijo el salmista, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento proclama la obra de sus manos”. Ciertamente, Dios da evidencias de Su amor todo a nuestro alrededor.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Pero a menudo, vamos atareados por la vida sin siquiera notar el dulce canto de un pájaro, la deliciosa fragancia de la tierra mojada, o la esplendorosa belleza de las flores silvestres. La tierra está llena de paisajes, sonidos, y aromas para apreciar.
Ralph Waldo Emerson, quien tenía un buen ojo para las maravillas de la naturaleza, y un don para describirlas, escribió: “Cuánto creería el hombre si las estrellas aparecieran solo una noche cada mil años, y de qué manera preservaría él por generaciones el recuerdo de la ciudad de Dios que le fuera mostrada. Pero todas las noches aparecen estas luminarias para encender el universo con su resplandor sin par”.
Cada noche, cada día, cada momento tiene su propia ofrenda de belleza. No importa cuántas veces hayamos visto las estrellas engalanar el cielo nocturno, el sol ponerse detrás del horizonte, la nieve cubrir las praderas, o la lluvia saciar la sed de la tierra, podemos sentirnos inspirados. El mundo es como una obra de arte perenne; cambiante, siempre ofreciendo algo nuevo y hermoso.
Un amanecer o un atardecer nunca es igual al siguiente. Jamás dé esas cosas por sentadas; haga un alto y véalas como si fuera por primera vez, y llénese de admiración. Nunca se canse de esas maravillas, más bien use todos sus sentidos para experimentarlas. Al observar la belleza de la creación, no podrá menos que ver la mano de Dios.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)