Nota de prensa

Un sentido de obligación

El sentido del deber para con la familia, Dios y el país es lo que crea una vida virtuosa, tan ciertamente como la comida nutritiva y el ejercicio crean una vida saludable

Cuando conocemos a alguien que ha vivido una vida larga y saludable, es natural preguntarse qué hizo para lograr tal longevidad. Sin embargo, incluso las mejores prácticas de salud no pueden garantizar la duración de nuestra vida. Y, sin embargo, hay cosas que podemos hacer para asegurar la calidad de nuestra vida, medida no en términos de lujos y comodidades sino de virtud, bondad y honor.

El editor general del Wall Street Journal, Gerard Baker, escribió recientemente un homenaje por el cumpleaños número 100 de su padre, un hombre que logró ambas cosas: longevidad y calidad. ¿Cuál era el secreto de su padre?

“Es de una época”, explicó Baker, “en la que la vida se definía principalmente por el deber, no por los derechos; por responsabilidades sociales, no por privilegios personales. El principal principio animador a lo largo de su siglo de vida ha sido un sentido de obligación: con la familia, Dios, el país". Baker continuó escribiendo sobre su orgullo y gratitud por su padre, “quien, sin problemas ni dramas, sin expectativa de recompensa o incluso reconocimiento, se las ha arreglado durante un siglo con los deberes simples, las obligaciones y, en última instancia, las alegrías de vivir una vida virtuosa ” (ver “Un Hombre para todas las estaciones en 100 años”, de Gerard Baker, Wall Street Journal, 21 de febrero de 2020, wsj.com; ver también “Sociedades sostenibles”, Elder D. Todd Christofferson, Ensign o Liahona, noviembre de 2020, págs. 32–34).

 

Ese sentido del deber para con la familia, Dios y el país es lo que crea una vida virtuosa, tan ciertamente como la comida nutritiva y el ejercicio crean una vida saludable.

El honor debe comenzar en casa, el lugar donde somos la versión más verdadera de nosotros mismos. Si no podemos vivir los principios de honestidad y fidelidad, caridad y bondad con nuestra familia, con aquellos que están más cerca de nosotros, entonces, ¿cómo podemos vivir verdaderamente honorablemente con los demás?

Cuando tenemos un sentido de obligación para con Dios, muchas virtudes siguen naturalmente. Nos esforzamos por tomar buenas decisiones, incluso cuando estamos solos, porque sabemos que, en realidad, nunca estamos solos. Contamos nuestras bendiciones porque sabemos de dónde vienen esas bendiciones. Y encontramos formas de ayudar a los demás porque sabemos que eso es lo que Dios quiere que hagamos.

La obligación con la familia y con Dios proporciona una base sólida para honrar a nuestro país. Valoramos sus virtudes mientras buscamos mejorar sus debilidades. Defendemos lo que es verdadero y justo y tratamos a nuestros conciudadanos con respeto, equidad y compasión.

Familia. Dios. País. Nuestra obligación con estos deberes y alegrías simples nos hará, sino una vida larga, ciertamente buena y virtuosa.

Fuente: Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)

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