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Una breve historia del inicio de la Iglesia en el Valle del Polochic

Se creó la primera estaca 40 años después de la llegada de los primeros misioneros

 

Un poco más de 40 años después de que los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días comenzaron a predicar el evangelio a los q'eqchi’es, y casi ese mismo lapso de tiempo desde la fecha en que los primeros élderes de la Iglesia llegaron a Senahú, Alta Verapaz, Guatemala, se creó la primera estaca de la Iglesia en esa parte del país. Una estaca es comparable a una diócesis católica.

El presidente Carlos A. Faúndez, presidente de la Misión Cobán de Guatemala, dijo que "era casi el mismo tiempo que los israelitas viajaron en el desierto antes de entrar en la tierra prometida".

La obra misional en Senahú y municipios vecinos comenzó con la llegada del élder John Bringhurst de los Estados Unidos y Raúl Zelaya de El Salvador a fines de 1977. Poco después de su llegada ellos buscaron permiso de la municipalidad para predicar el evangelio. Según el relato de Benjamín Poóu, consejero de la presidencia de la misión Guatemala Cobán, “No habiendo recibido la autorización se trasladaron a pocos kilómetros para compartir con algunas familias en la finca Seamay [Aquí es donde comenzó todo]… fueron recibidos por algunas familias y empezaron a escucharles.

“Alrededor del año de 1978, empezaron a entrar en las aguas del bautismo las primeras familias residentes en la finca Seamay, los cuales llegaron a ser los pioneros del evangelio restaurado en este lugar. Los primeros bautismos en Senahú se llevaron a cabo en un río en la finca vecina denominada Trece Aguas, lo cual fue por muchos años un monumento natural maravilloso”.

El primer converso a la iglesia en esa área, Alberto Coy Yaxcal, relata lo siguiente: “Recuerdo que el evangelio llegó a Senahú aproximadamente en diciembre de 1977 y la iglesia comenzó en la finca Seamay. Inicialmente nos bautizamos cinco familias, mi esposa, dos de nuestros hijos, el 6 de mayo de 1978. Un día después fuimos confirmados miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Qué gozo más inmenso llenó nuestros corazones, que junto a las otras cuatro familias comenzamos inmediatamente a compartir el evangelio restaurado. Iniciamos con nuestros familiares, lo cual llevó a varios de ellos a unirse a nuestra fe.

“El crecimiento era evidente, aunque comenzamos nuestras primeras reuniones en una casa humilde que alquilamos. Poco tiempo después anunciaron la construcción de la primera capilla en 1979, la cual se construyó en un terreno de la finca Seamay y fue dedicada en el año 1980. He podido ver el crecimiento de la Iglesia desde entonces, aunque en los inicios nos tocó sufrir vejámenes, junto a mi familia fuimos rechazados, como trabajador finalmente me echaron de la finca dejando sin sustento a mi familia. Nos quemaron nuestra casa para que saliéramos de ahí, y la razón era porque nos comprometimos con el Señor a hacer avanzar su obra y predicar el evangelio. Para mí ha sido una gran experiencia, pero mayormente una gran bendición ser uno de los primeros miembros de la iglesia en este lugar” (Pioneros en Senahú, por Benjamín Poóu).

Otro de los primeros conversos, Guillermo Bol dijo: “A tres meses de iniciada la obra en Seamay, mi esposa y yo nos unimos a la Iglesia. Recuerdo que en el primer encuentro que tuve con los misioneros, no los recibí, literalmente los rechacé, pero mi esposa tuvo una actitud diferente. Ella me llamó la atención y les abrió la puerta a estos jóvenes y solo puedo recordar a Elder Bringhurst [El hermano Juan]. Pudimos sentir un espíritu especial ese día, así que recibimos las enseñanzas y finalmente el 13 de agosto de 1978 mi esposa Carmen Cucul y yo nos bautizamos y fuimos confirmados el mismo día miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

“La primera experiencia después de mi bautismo fue que muchas personas comenzaron a burlarse de mí. Aun así acompañaba a los misioneros para compartir el evangelio restaurado, encontramos personas que nos rechazaron, nos tiraron piedras, nos echaron agua caliente, y muchos otros. Pero estas vivencias solo iban fortaleciendo mi testimonio de esta verdad. Ahora puedo testificar con más firmeza que nunca que es una obra viviente y verdadera” (Pioneros en Senahú, por Benjamín Poóu).

Aunque los primeros pioneros de la iglesia experimentaron persecuciones y desafíos enormes, la Iglesia ahora se erige como un estandarte en las comunidades del Valle del Polochic.

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