Venir y ver

Al principio de su ministerio, Jesús tenía solo un puñado de seguidores, la mayoría de ellos miembros de una pequeña comunidad de pescadores cerca del mar de Galilea. Pero estaban ansiosos por difundir su mensaje trascendente a otros. Entre estos primeros seguidores estaba Felipe, quien, poco después de conocer a Jesús, fue a ver a su amigo Natanael y declaró con entusiasmo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, y los profetas, Jesús de Nazaret".

Al principio, Natanael se mostró escéptico: "¿Puede salir algo bueno de Nazaret?" Pero Felipe lo animó con una sencilla invitación: "Ven y lo verás" (Juan 1:45-46).

Tanto Felipe como Natanael, junto con muchos otros, habían estado esperando y velando por el Mesías. Y, sin embargo, Natanael estaba dispuesto a despedirlo, sin siquiera conocerlo, porque era de la oscura e insignificante aldea de Nazaret. Pero hay que reconocer que Natanael se humilló, dejó a un lado sus dudas y prejuicios, y decidió "venir y ver". Su acto de fe fue recompensado, y el Salvador le dijo: "Verás cosas mayores" (Juan 1:50). Finalmente, Natanael se convirtió en uno de los Doce Apóstoles originales de Jesús, y pasó el resto de su vida en devoción al Señor.

Unos años más tarde, otras dos discípulas, ambas llamadas María, también vinieron a ver. Temprano en la mañana de un domingo, llegaron a una tumba para ver el cuerpo de Jesús, que había sido crucificado. Pero al igual que Natanael, lo que vieron no fue lo que esperaban. Un ángel descendió del cielo, abrió el sepulcro y pronunció las palabras más significativas jamás pronunciadas: "No temáis, porque sé que buscáis a Jesús, el crucificado. Él no está aquí, porque ha resucitado, como él dijo. Venid, ved el lugar donde estaba el Señor" (Mateo 28:5-6).

Puede parecer poca cosa "venir y ver". Pero Dios honra incluso los pequeños actos de fe. Él tiene cosas maravillosas que mostrarnos. Él simplemente quiere que dejemos a un lado nuestros prejuicios, abramos nuestro corazón, demostremos algo de confianza y demos un paso de fe en Su dirección, incluso cuando aún no vemos con claridad. Porque, como nos enseñan estos fieles seguidores del Maestro, primero se viene y luego se ve.