Hace muchos años, un hombre resolvió escribir en su diario al final de cada día. Es una resolución que muchas personas hacen, pero las anotaciones de su diario eran diferentes. No eran solo un registro de lo que sucedió ese día. Antes de escribir, reflexionó sobre esta pregunta: "¿He visto la mano de Dios extendiéndose para tocarnos a nosotros o a nuestros hijos o a nuestra familia hoy?"
A medida que se acostumbró a reflexionar sobre esa pregunta, comenzó a ver evidencia de la intervención amorosa de Dios que no había notado antes. Era como si simplemente hacer la pregunta "permitiera a Dios mostrarle lo que había hecho". (Véase "Oh, recuerden, recuerden", del presidente Henry B. Eyring, Liahona, noviembre de 2007, página 67.) De un modo sorprendente, cuanto más registraba la bondad de Dios, más se daba cuenta de ello.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Ya sea que usted este escribiendo un diario o no, hay un gran valor en hacer una pausa y preguntar: "¿Cómo he visto la mano de Dios en mi vida hoy?"
Dios, por supuesto, es todopoderoso. Si Él lo deseara, podría abrumarnos con impresionantes demostraciones de poder. Pero más a menudo, Él trabaja en silencio, sutilmente, con gracia. Hermosas bendiciones y pequeños milagros nos rodean. Son simples y dulces, siempre dulces, pero no obstante poderosos. Y son claros para ver si nos tomamos el tiempo para mirar: la amabilidad de un extraño, la preocupación y el cuidado de un ser querido, momentos de paz tranquila y claridad en medio de la angustia y la confusión, la belleza de este magnífico mundo.
Uno de los mejores lugares para encontrar la mano de Dios en nuestras vidas es en los actos amables de los demás. Como enseñó un sabio líder religioso: "Dios se fija en nosotros, y vela por nosotros. Pero por lo general es por medio de otra persona que Él satisface nuestras necesidades" (véase "Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Spencer W. Kimball", publicado en 2006, página 82).
Así que, cuando alguien extiende una mano de bondad, piense en ello como la mano de Dios. Cuando alguien comparte una palabra útil, esperanzadora o compasiva, piense en ella como la voz de Dios. Cuando alguien expresa amor genuino, piensa en ello como el amor de Dios. Y sobre todo, cuando te sientas inspirado a acercarte a los demás, aprovecha la oportunidad de ser la mano de Dios en sus vidas.
Cuanto más busquemos las hermosas bendiciones y los milagros minuciosos de Dios, más los veremos, y más querremos seguir buscándolos. Imagina el gozo y la paz que vendrán cuando resolvamos ver la mano de Dios en nuestras vidas cada día.
Fuente: Música y Palabras de Inspiración (Music and the Spoken Word)