Un voraz incendio arrasó con una edificación de tres plantas que se dedicaba a la comercialización de textiles, ubicado en las calles Boyacá, entre Napoleón Mera y 23 de abril, en Machala. El siniestro, reportado cerca de las 11:30 a. m. del sábado 18 de enero, dejó tras de sí una estela de destrucción y desesperanza.
Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Testigos narraron cómo una densa columna de humo comenzó a salir de una vivienda que también funcionaba como local comercial de textiles. En cuestión de minutos, las llamas, alimentadas por materiales inflamables como esponjas y plásticos, se propagaron rápidamente, alcanzando gran altura. Aunque el incendio generó el temor de que las llamas se extendieran a las viviendas colindantes, la rápida intervención del Benemérito Cuerpo de Bomberos evitó una tragedia mayor.
De inmediato, miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se hicieron presentes en el lugar para brindar asistencia a la familia afectada. Integrantes de varias organizaciones de la Iglesia del Barrio Boyacá y otras unidades pertenecientes a la Estaca Machala acudieron con escobas, palas, mascarillas y un generador de energía para apoyar en la limpieza y remoción de escombros. Su trabajo se extendió hasta horas de la tarde y noche.
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La solidaridad demostrada por los miembros de la Iglesia despertó admiración entre los vecinos de la comunidad, quienes también se unieron a las labores. La escena motivó a más de una docena de medios digitales a transmitir en vivo los detalles del esfuerzo colectivo.
Carlos Rugel uno de los voluntarios, expresó: “Es muy lamentable lo ocurrido con la familia damnificada. Ver que más de la mitad de sus bienes fueron consumidos por las llamas me llenó de tristeza. Sin embargo, al observar a tantos miembros de la Iglesia ayudando hombro a hombro, sentí que, incluso en medio de las adversidades, siempre hay una luz de esperanza. Nuestro Padre Celestial nunca nos abandona”.
Erika Flor también reflexionó sobre esta experiencia: “Fue inspirador ver a los miembros de la Iglesia apoyando hasta entrada la noche. A pesar del cansancio y la suciedad, seguían allí, unidos. Me llenó de felicidad ver esa solidaridad. Somos las manos del Salvador aquí en la tierra, y lo demostramos mediante el servicio”.
El servicio desinteresado y la unión demostrados por los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días son un testimonio del poder transformador del amor cristiano. En momentos de oscuridad, ellos han sido un faro de esperanza para una familia y una comunidad que hoy se levanta con mayor fe y fortaleza.