La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con un programa de recuperación de adiicones. Este programa ayuda a los que sufren de adicción, por medio de la expiación de Jesucristo.
La esperanza en la Expiación
El Evangelio enseña que recibimos la gracia por medio de la expiación de Jesucristo (véase Éter 12:27). La gracia es un poder habilitador que hace posible la recuperación. Es una “ayuda o fortaleza divina” que nos impulsa a hacer buenas obras que no podríamos llevar a cabo ni mantener por nosotros mismos.
Cómo llegar al programa
El hecho de no poder conciliar mi testimonio con mi conducta, además de sentirme incapaz de abandonar mi adicción, me llevó a un punto en que la vergüenza era insoportable. Finalmente, me dispuse a intentar algo diferente.
Una frase que se oye a menudo entre los participantes del programa es que la persona busca la recuperación “cuando el sufrimiento que le causa el problema se vuelve más grande que el dolor de la solución”. Cuando Mark llegó a ese punto, aceptó la sugerencia de un amigo y asistió a una reunión de Santos de los Últimos Días para la recuperación de adicciones. Hay quienes toman la decisión por sí solos; otros van porque los amigos o los líderes del sacerdocio los han animado; y algunos han recibido la orden de un tribunal jurídico de asistir a las reuniones de los doce pasos para la recuperación.
Muchas personas tienen reservas en cuando a asistir porque sienten vergüenza por sus problemas. En su trabajo de misionera de servicio en la Iglesia, Susana se asombra de ver el cambio que se efectúa en los participantes. “Al principio”, comenta, “llegan a las reuniones cabizbajos, avergonzados y llenos de sentimientos de culpa y temor. Después de unas semanas, levantan la cabeza con nuevas esperanzas; se dan cuenta de que no están solos en su lucha”.
Los misioneros de servicio de la Iglesia están preparados para dar la bienvenida a los participantes y ofrecerles esperanza y aliento. Éstos se concentran en un paso diferente cada semana, y el moderador comparte con ellos su propia experiencia en ese paso particular. Los que deseen expresar lo que piensan de la recuperación se presentan con su nombre de pila solamente. En las reuniones siempre se les recuerdan los principios del carácter anónimo y confidencial de éstas, que es crucial para promover una atmósfera de confianza.
Uno de los aspectos importantes de las reuniones es que los participantes se encuentran en un medio en el que pueden sentir de nuevo al Espíritu; allí pueden ofrecer oraciones y expresar su testimonio, aun cuando sus decisiones previas los hayan conducido a la suspensión de los derechos de miembro o a la excomunión. Ese ambiente espiritual es una fuente de gran fortaleza para ellos mientras se concentran en los doce pasos.
Los Doce Pasos del Programa de recuperación de adicciones
1. Admita su incapacidad para superar sus adicciones por usted mismo y que su vida se ha vuelto ingobernable.
2. Llegue a creer que el poder de Dios puede restaurar su completa salud espiritual.
3. Decida poner su voluntad y su vida al cuidado de Dios el Padre Eterno y Su Hijo Jesucristo.
4. Sin temor, haga un minucioso inventario moral de usted mismo.
5. Admita ante usted mismo, ante su Padre Celestial en el nombre de Jesucristo, ante la debida autoridad del sacerdocio y ante otra persona la naturaleza exacta de sus defectos.
6. Esté enteramente dispuesto a dejar que Dios elimine todas esas debilidades de carácter.
7. Humildemente pida al Padre Celestial que lo libre de sus debilidades.
8. Haga una lista de todas las personas a quienes haya ofendido y esté dispuesto a reparar el daño que les causó.
9. En lo posible, realice una restitución directa a todas las personas a las que haya ofendido.
10. Continúe con su inventario personal y cuando se equivoque, admítalo inmediatamente.
11. Busque, a través de la oración y la meditación, conocer la voluntad del Señor y tener la fortaleza para cumplirla.
12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de la expiación de Jesucristo, comparta este mensaje con los demás y practique estos principios en todo lo que haga.
La gracia, un poder que se recibe mediante la expiación de Jesucristo, hace posible la recuperación. Por medio de la gracia, los participantes en el programa de recuperación vuelven a obtener la esperanza que han perdido.