Nota de prensa

Se celebra el Día Internacional de la Libertad Religiosa

Declarado por la Organización de Estados Americanos (OEA) en la 50ª Asamblea General de octubre 2020.

Hoy 27 de octubre, se celebra el Día Internacional de la Libertad Religiosa declarado por la Organización de Estados Americanos (OEA), durante la 50ª Asamblea General de octubre 2020, con el fin de cumplir con la Resolución de Derechos Humanos en uno de sus puntos, bajo el título: “Derecho a la libertad de conciencia y religión o creencia”.

La OEA realizó un llamado a los países miembros a trabajar y velar por el derecho de sus ciudadanos a la libertad de tener o no tener, cambiar o adoptar una religión o creencia de su elección, a proteger la capacidad de culto y proteger los lugares de culto, para que las personas practiquen su fe solos o en comunidad con otros, de manera pacífica y segura.

27 de octubre, Día Internacional de la Libertad Religiosa.© 2021 by Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved.

La libertad religiosa o de culto es un principio básico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y un derecho humano fundamental. El albedrío moral —la capacidad de escoger entre lo correcto y lo incorrecto y de actuar por nosotros mismos— es esencial para el Plan de Salvación de Dios. La libertad de culto garantiza que las personas puedan ejercer su albedrío en las cuestiones religiosas.

El undécimo Artículo de Fe de la Iglesia dice: “Reclamamos el derecho de adorar a Dios Todopoderoso conforme a los dictados de nuestra propia conciencia, y concedemos a todos los hombres el mismo privilegio: que adoren cómo, dónde o lo que deseen”. La libertad de culto abarca no solo el derecho de adorar libremente, sino también el derecho de hablar y de actuar con base en las creencias religiosas propias.

Los Santos de los Últimos Días creen en defender la libertad de culto de los demás con tanta disposición como la propia. El profeta José Smith dijo: “Estoy igualmente dispuesto a morir en defensa de los derechos de un presbiteriano, un bautista o cualquier hombre bueno de la denominación que fuere; porque el mismo principio que hollaría los derechos de los Santos de los Últimos Días atropellaría los derechos de los católicos romanos o de cualquier otra denominación que no fuera popular y careciera de la fuerza para defenderse”.

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