El presidente Russell M. Nelson agradeció a las mujeres Santos de los Últimos Días su devoción al Señor y sus esfuerzos por ennoblecer a otras personas durante la transmisión mundial del devocional de la Sociedad de Socorro que se transmitió el domingo 17 de marzo de 2024.
“Me maravilla su fe y sensibilidad para con las cosas del Espíritu. Me inspira su diligencia, su liderazgo dinámico y su capacidad de ver una necesidad y atenderla”. Toda la misión de la Iglesia del Señor se fortalece mediante ustedes”, dijo durante la transmisión que conmemora el aniversario número 182 de la organización de la Sociedad de Socorro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En sus palabras, el presidente Nelson dijo que gran parte del bien que la Iglesia logra —y gran parte del bien que sucede en el mundo— sucede gracias a las mujeres.
Mujeres de todo el mundo se reunieron para escuchar mensajes del Presidente de la Iglesia y de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, y para dar testimonio del Señor Jesucristo durante las reuniones locales en las se mostró la transmisión.
La Sociedad de Socorro, una de las organizaciones de servicio más antiguas y más grandes del mundo, se organizó el 17 de marzo de 1842, durante la construcción del Templo de Nauvoo y en anticipación de las ordenanzas y los convenios que se ofrecerían allí, explicó la Presidenta General de la Sociedad de Socorro, Camille N. Johnson.
“Ahora, en esta época de construcción sin precedentes de templos, el objetivo de la Sociedad de Socorro sigue siendo el mismo: preparar a un pueblo en lo temporal y en lo espiritual para las bendiciones de la Casa del Señor”, dijo la hermana Johnson al inicio de sus palabras.
Todas las hermanas de la Sociedad de Socorro que entren en una relación de convenio con Dios pueden tener acceso a esas bendiciones, que incluyen Su poder del sacerdocio.
“Ninguna organización de este mundo puede enunciar propósitos y objetivos, divinamente señalados, semejantes a los de la Sociedad de Socorro”, dijo.
El presidente Nelson agradece, invita y bendice a las mujeres
En sus palabras, el presidente Nelson dijo que las mujeres tienen una investidura divina que les permite literalmente cambiar vidas, en particular al trabajar para recoger a Israel.
“Nadie hace eso mejor que ustedes; como madres, líderes, maestras, hermanas y amigas. Están preparando a las futuras generaciones de la Iglesia del Señor y del mundo”.
Rindió tributo a su fallecida esposa, Dantzel, quien murió en 2005, y a Wendy, su esposa desde hace dieciocho años, por ser las dos personas que más han influido en él. “Ellas me han cambiado la vida”, dijo. “Han hecho mi vida más completa”.
Las mujeres han ocupado un lugar central en el plan del Padre Celestial desde el principio, dijo. Las hijas del convenio de Dios tienen una receptividad al Espíritu y una brújula moral aumentada.
“Hermanas, por favor nunca subestimen el extraordinario poder que hay en ustedes de influir en los demás para bien. […] Si el mundo alguna vez perdiera la rectitud moral de sus mujeres, nunca se recuperaría”.
Las voces de las hermanas son necesarias para enseñar la doctrina de Cristo, detectar el engaño y expresar la verdad. La sabiduría de las mujeres es necesaria en sus familias, consejos de la Iglesia y otros lugares de influencia en todo el mundo.
El presidente Nelson invitó a las mujeres a ser guiadas por las Escrituras, a hacer del templo su lugar de refugio y recalibración, y a orar para saber dónde necesita el Señor que estén ese día. Con el tiempo, dijo, verán cómo el Señor las guía para ayudar a los demás.
Además, bendijo a las mujeres:
- Con mayor discernimiento espiritual y con la capacidad de hallar gozo al ofrecer alivio a los demás.
- Con la sabiduría de discernir lo que es necesario y no correr más aprisa de lo que son capaces.
- Con el valor de estar a la altura de sus privilegios divinos como hijas de Dios por convenio.
- Para que sientan profundamente que el Padre Celestial y Su Hijo, Jesucristo, las conocen y las aman.
- Para que se den cuenta de que sus dones divinos como hijas de Dios les dan el poder no solo de cambiar vidas, sino de cambiar el mundo.
La presidenta Johnson invita a las mujeres a entablar una relación de convenio con Dios
La presidenta Johnson reiteró las enseñanzas del presidente Nelson de que cuando las personas se unen a Jesucristo mediante convenios sagrados del sacerdocio en el templo, pueden recurrir al poder de Dios y nunca tienen por qué sentirse solas.
“Hermanas, si están investidas, permanezcan recomendadas al Señor manteniendo su recomendación vigente y asistiendo a la Casa del Señor con regularidad. El Señor está propiciando que Sus templos estén más al alcance de todos”.
La presidenta Johnson compartió una experiencia reciente cuando se dirigió a 1400 hermanas de la Sociedad de Socorro reunidas para una conferencia de mujeres en Corea del Sur.
Al final de la reunión, una hermana que estaba cerca de la hermana Johnson le susurró: “Él la ama”.
“Mi nueva amiga […] me brindó alivio espiritual al comunicarme el amor de Jesucristo y tuvo la bendición de encontrar su propio alivio en Él, una confirmación del amor perdurable del Salvador por ella”, dijo la presidenta Johnson. “Verán, cuando llevamos el alivio del Salvador a los demás, estamos encontrando alivio para nosotros mismos”.
La hermana Dennis describe el poder de Dios
La hermana J. Anette Dennis, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro, dijo que las hijas de Dios pueden ser investidas con el poder del sacerdocio, el poder de Dios que reciben aquellos que hacen y guardan los convenios del sacerdocio.
El adversario trata de cegar a las mujeres en cuanto a quiénes son y qué tienen. Pero la hermana Dennis dijo que no conoce ninguna otra organización religiosa en el mundo que haya dado tan ampliamente poder y autoridad a las mujeres.
“El poder del sacerdocio de Dios ampliará nuestros dones y talentos espirituales, nos dará fortaleza más allá de la nuestra para llevar las pesadas cargas de la vida terrenal y nos dará la paz y el poder que necesitamos al afrontar los terremotos físicos, emocionales y espirituales de nuestra vida. Este poder que proviene de nuestros convenios puede bendecir nuestra vida de muchas maneras diferentes porque es el poder de Dios”.
A las mujeres que son llamadas, apartadas o asignadas para ayudar con la obra de Dios también se les da la autoridad del sacerdocio, la autoridad de Dios para representarlo cuando cumplen con sus llamamientos y asignaciones.
“Mis queridas hermanas, ¡pertenecen a una Iglesia que ofrece a todas sus mujeres el poder y la autoridad del sacerdocio de Dios!”, dijo.
La hermana Yee testifica: “Nunca estamos solas”
Cada mujer tiene la oportunidad de colaborar con el Señor de una manera poderosa mediante sus convenios, y su propósito es llegar a ser una con Dios por medio de esos convenios, enseñó la hermana Kristin M. Yee, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.
“Nunca estamos solas. No tenemos que recorrer solas los desafíos, las incertidumbres y las debilidades de la vida. Él estará a nuestro lado: esta es nuestra promesa y bendición del convenio”.
La hermana Yee dijo que guardar los convenios cambia la naturaleza de uno para llegar a ser como Jesucristo. Invitó a las mujeres a desarrollar una relación de convenio con Dios e invertir en esa relación al vivir sus convenios y pasar tiempo con el Salvador en el templo, en oración, en estudio y en ministración.
“Queridas hermanas, la influencia de ustedes es enorme y sus dones son necesarios. Fíjense en la vida de quienes las rodean y de aquellos a quienes el Señor ha puesto en su ámbito de influencia”.
Lo que significa pertenecer a la Sociedad de Socorro
La transmisión comenzó con las nueve mujeres Oficiales Generales de la Iglesia juntas. La Presidenta General de la Primaria, Susan H. Porter, dijo que, aunque en este momento ha sido llamada a ayudar a los niños de la Iglesia a venir a Cristo, está agradecida por ser siempre miembro de la Sociedad de Socorro.
La Presidenta General de las Mujeres Jóvenes, Emily Belle Freeman, habló acerca de una hermana ministrante que inculcó en ella la creencia en el alivio que proviene de una sociedad que sigue a Jesucristo.
La presidenta Johnson dijo que, de ese pequeño grupo de veinte mujeres reunidas en Nauvoo, Illinois, en 1842, ha florecido una organización mundial de casi ocho millones de mujeres. La Sociedad de Socorro está liderando la iniciativa humanitaria mundial de la Iglesia de atender las necesidades de las mujeres y los niños.
Esas necesidades se priorizan por medio del cuidado materno y de recién nacidos, las labores de nutrición infantil, las vacunas y la educación en todo el mundo. A menudo, la mejor labor humanitaria es la que extendemos a quienes están más cerca de nosotros, por medio de actos cotidianos de bondad. La presidenta Johnson agradeció a las mujeres por servir como lo haría el Salvador.
“Hermanas, ustedes cumplen con su mandato divino como miembros de la Sociedad de Socorro cada vez que hacen algo para brindar alivio a los demás, ya sea temporal o espiritual, porque les están llevando el amor de Jesucristo.
“Testifico que al hacerlo serán bendecidas para encontrar su propio alivio en Él. Jesucristo es nuestro socorro, y ustedes pertenecen a la Sociedad de Socorro”.