El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y su esposa, Kathy, concluyeron su ministerio de diez días en países del sur de África el lunes 27 de mayo de 2024. Visitaron y hablaron con Santos de los Últimos Días y misioneros en Sudáfrica, Madagascar, Angola y Mozambique.
El élder Christofferson destacó el espectacular crecimiento de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en África.
“La Iglesia se ha expandido por todo el mundo y parece que ahora no hay ningún rincón particular en la tierra donde no esté presente y progresando, algo que es particularmente cierto en África”, dijo. “Las personas tienen una inclinación espiritual natural; responden a cosas espirituales. Esperan tener esos sentimientos, hablar de Jesucristo y relacionarse con su Padre Celestial, y por ello se acercan en vez de alejarse. Y descubrimos que, cuando podemos enseñarles algo además de lo que ya tienen, responden con gran entusiasmo y alegría”.
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Mientras el élder Christofferson se encontraba en Sudáfrica y Mozambique, llevó a cabo devocionales para los jóvenes y jóvenes adultos, que se transmitieron a otros países.
El Apóstol quedó impresionado por la consideración y la espiritualidad de los jóvenes.
“Están enfocados y están avanzando; tienen metas y sueños. Es emocionante ver el entusiasmo y la vitalidad de las generaciones jóvenes”.
Dinalda Goçalves asistió a las reuniones en Mozambique (donde el número de miembros de la Iglesia ha aumentado un 380 % desde 2010 hasta alcanzar los casi 25 000 Santos de los Últimos Días en la actualidad) y descubrió cómo puede ser una influencia para bien en su comunidad.
“Aprendí lo importante [que es] dejar que nuestra luz brille para que los demás puedan ver a través de nosotros lo que Jesucristo [ha] hecho por nosotros y para que también puedan seguir a Jesucristo”, dijo Goçalves.
Durante su estadía en Madagascar, el élder Christofferson discursó en una reunión para los Santos de los Últimos Días en Antananarivo, Madagascar, con más de tres mil asistentes. Alentó a los miembros a ser buenos ciudadanos y les prometió que serían una bendición para su país. El Apóstol también visitó el lugar donde se ubicará la primera Casa del Señor en esa nación.
Visitó a la familia Ratovonony, que fueron de los primeros miembros de la Iglesia de Jesucristo en Madagascar. Su casa se utilizó como lugar de congregación para adorar antes de que la Iglesia construyera un centro de reuniones en la isla.
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Al regresar a Angola por primera vez en catorce años, los Christofferson se sintieron complacidos de estar de vuelta en el país que el élder Christofferson dedicó para la predicación del Evangelio restaurado de Jesucristo en 2010.
En estos catorce años, la Iglesia de Jesucristo ha formado dos grupos regionales de miembros (estacas), ha creado una misión en Angola y ha anunciado un templo. El número de miembros de la Iglesia también ha aumentado de menos de mil a casi seis mil.
“No puedo decir que haya estado en todas partes de África, pero cada ocasión es una experiencia espiritualmente enriquecedora”, dijo el élder Christofferson. “Necesitamos a Jesucristo; las personas entienden y responden a ese llamado. Están cerca del Salvador y nos bendicen a todos con ese tipo de sentimiento y la vida que llevan. Son un ejemplo”.
Isidro Bautista asistió al devocional en Luanda, la capital de Angola. También estuvo presente hace catorce años cuando el élder Christofferson dedicó el país.
“Fue un momento muy especial porque nunca vemos a un Apóstol”, dijo Bautista. “Así que, al ver al élder Christofferson, [mi testimonio] creció porque [vimos] a un apóstol del Señor”.
Mientras ministraba en Angola y Mozambique, el élder Christofferson fue entrevistado por emisoras de televisión locales.
En esas entrevistas, alentó a los Santos de los Últimos Días a edificar sus comunidades:
“Esperamos que los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estén entre los mejores ciudadanos del país”, dijo el élder Christofferson a un periodista.
Al concluir su ministerio en el sur de África, el élder Christofferson y su esposa, Kathy, visitaron el Hospital Tambo Memorial, donde anunció una importante donación de la Iglesia de Jesucristo para ayudar al hospital a cuidar y salvar a bebés prematuros. Mientras estaba en el hospital, el élder Christofferson sintió firmemente que cada bebé es un hijo de Dios.
“Al visitar a los niños pequeñitos y a algunos de los niños más mayores, que eran pacientes de pediatría, y sus madres, sentimos que cada vida importa de verdad. Cada persona es sagrada. Cada persona es hijo o hija de Dios”, dijo el élder Christofferson. “Al menos en mi caso, tuve un sentimiento muy profundo de esa verdad al ver la vida pendiendo de un hilo y el tierno cuidado que se brinda a cada niño; es algo que se vuelve más real, más evidente”.
Zukiswa Mjamekuana, pediatra del Hospital Tambo Memorial, dijo que la donación le aporta más capacidad.
“Una muerte ya es demasiado; no queremos que ningún niño muera”, dijo. “Esta donación nos hace sentir que podemos hacer lo que se supone que debemos hacer como médicos”.
El élder Christofferson agradeció los esfuerzos del personal del hospital por hacer todo lo posible por atender a esos bebés.
“Esto es la fe en acción y el ejemplo más hermoso de fe en acción que puedo imaginar”, afirmó.