El élder Ulisses Soares y su esposa, Rosana, regresaron a Portugal esta semana por primera vez desde que dirigieron la Misión Portugal Porto hace dos décadas.
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Su visita de cuatro días fue una oportunidad para ministrar a los 45 000 Santos de los Últimos Días que hay en el país y profundizar la conexión de ambos con esta tierra de sus antepasados.
“Siempre soñé con el día de regresar aquí”, dijo el élder Soares, quien es oriundo de Brasil.
“Me siento como en casa”, agregó la hermana Soares.
El élder y la hermana Soares se embarcaron en su misión en el verano de 2000. Sus tres hijos tenían trece, nueve y cinco años.
“Fue maravilloso porque a nuestros hijos les fue muy bien”, dijo la hermana Soares. “Les encantó estar aquí y amaron a las personas”.
Y el élder Soares descubrió más de su linaje portugués.
Un día, después de hablar sobre sus antepasados en una conferencia de distrito en Coimbra (la ciudad donde nació uno de sus abuelos), un entusiasta de la genealogía le pidió al presidente Soares el nombre de su abuelo. Pocos meses después, el hombre le presentó al futuro apóstol cientos de nombres de sus antepasados que vivieron entre los años de 1600 y 1800. Los nombres provienen de registros que no están disponibles en Brasil.
El élder Soares dijo que a ese regalo inesperado le siguió la bendición de santos portugueses que llevaron esos nombres a la Casa del Señor en Madrid, España.
Esto, dijo el apóstol, muestra el gran corazón del pueblo portugués.
“Están dispuestos a ayudarse y apoyarse mutuamente”, dijo. “Ese fue uno de los grandes milagros que vivimos aquí en este país”.
El élder Soares dijo que sus abuelos llevaron consigo sus tradiciones portuguesas cuando emigraron a Brasil.
“Fue hermoso ver cómo mis abuelos mantuvieron su cultura de aceptarse y apoyarse mutuamente”, dijo el élder Soares.
Los padres del élder Soares se unieron a la Iglesia de Jesucristo en 1965, cuando él tenía seis años. Él reconoce que sus abuelos maternos, cristianos de otra religión, cultivaron el corazón creyente de su madre que la preparó para llegar a ser Santo de los Últimos Días.
“Y ahora estoy aquí, en este hermoso país donde nació mi abuelo, compartiendo mi testimonio del evangelio de Jesucristo con este pueblo maravilloso”, dijo él.
En esa significativa visita de ministerio, los Soares tocaron el corazón de muchos en las reuniones especiales con jóvenes adultos solteros y misioneros.
“Nos conectamos con nuestras raíces familiares aquí; nuestros abuelos de ambos lados, los de mi lado y los de mi esposa, eran portugueses”, explicó el élder Soares al grupo de jóvenes. Agregó: “Ahora se puede decir que uno de los apóstoles de Jesucristo es portugués porque recibí mi ciudadanía hace tres años”.
El élder y la hermana Soares dijeron que estaban satisfechos por la fe que presenciaron entre sus hermanos y hermanas portugueses.
La hermana Soares dijo: “Siempre ruego que [el Evangelio] llegue a todas partes de Portugal para que todas las personas tengan el mismo privilegio que tenemos nosotros de escuchar y sentir la belleza del Evangelio. Tenemos un templo en Portugal y esta es una de las bendiciones más grandes que podemos tener”.