El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), el Programa Mundial de Alimentos de EE. UU. y La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llevaron a cabo una notable reunión con los líderes gubernamentales de Liberia en Monrovia el lunes 15 de enero de 2024. A la reunión asistieron el presidente y director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos, Barron Segar, el Presidente del Área África Oeste, el élder S. Gifford Nielsen, y una delegación que representa a las organizaciones, entre ellos el élder Alfred Kyungu, Segundo Consejero de la Presidencia del Área África Oeste. Los líderes trataron sobre los esfuerzos que se pueden realizar en conjunto para ayudar a los liberianos que sufren la inseguridad alimentaria.
Liberia aún se está recuperando de una guerra civil de 14 años de duración (1989–2003) que diezmó la infraestructura nacional y los servicios sociales básicos. En la actualidad, casi el 84 % de las familias en este país de 5,5 millones de personas viven con menos de USD 1,25 al día, y el 47 % de las familias padecen inseguridad alimentaria.
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“La necesidad es grande, no hablemos con rodeos”, dijo la ministra de Agricultura de Liberia, Jeanine Milly Cooper, quien dio la bienvenida a los líderes a Liberia. “Este no es un país rico. Además de la guerra, también hemos tenido dos pandemias: el ébola y el COVID […]. [El trabajo conjunto] como el que disfrutamos con el PMA y ahora con La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es crucial”.
En 2022, la Iglesia de Jesucristo proporcionó fondos para ayudar al Programa Mundial de Alimentos de EE. UU. a impulsar el esfuerzo plurianual del PMA para ayudar a los liberianos. La donación de la Iglesia está ayudando a 750 agricultores de veinticinco pueblos de quince regiones de Liberia a cultivar más alimentos, comer mejor y generar más ingresos.
El PMA y la Iglesia han trabajado juntos durante una década y se han embarcado en un viaje de visitas de una semana a través de partes de Liberia para ver cómo esta fuerte colaboración, junto con la ayuda del gobierno, está ayudando a los liberianos.
“Es un placer para nosotros habernos unido en una causa tan noble”, dijo el élder Nielsen a Segar. “Cuando trabajamos juntos con organizaciones de ideas afines como el Programa Mundial de Alimentos, es un gran beneficio no solo para nosotros tener este tipo de relación y este tipo de amistad, sino también para ayudar a todos los hijos e hijas del Padre Celestial en esta región”.
El élder Nielsen dijo que el Área África Oeste procura ayudar a las personas a ser más autosuficientes.
“Estamos tratando de enseñar principios educativos. Estamos ayudando a elevar a las personas para que puedan ayudar a elevar a los demás”, dijo el élder Nielsen.
Ese enfoque se alinea perfectamente con lo que el PMA desea hacer.
“Los jóvenes y las familias no quieren una limosna, sino una ayuda”, dijo Segar. “Gracias por haber pasado esta semana con nosotros para ver parte del trabajo de transformación que estamos haciendo juntos con el fin de elevar comunidades en toda Liberia. No podríamos hacerlo sin su generoso apoyo”.
El trabajo de la Iglesia de Jesucristo con el PMA va mucho más allá de Liberia. En todo el mundo, la impactante cifra de 345 millones de personas se enfrentan a una grave inseguridad alimentaria, con cincuenta millones de personas al borde de la hambruna. El PMA ha utilizado fondos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (incluida la donación de treinta y dos millones de dólares estadounidenses realizada por la Iglesia en 2022) para proporcionar alimentos y otro tipo de ayuda crucial a las personas más vulnerables del mundo, entre las que se incluyen madres y niños pequeños, en otros países. Entre ellos se encuentran Afganistán, la República Democrática del Congo, Etiopía, Haití, Kenia, Nigeria, Somalia, Sudán del Sur, Yemen y muchos otros.
La Iglesia y el PMA han colaborado desde 2014. David Beasley, ex director ejecutivo del PMA, recorrió las operaciones de bienestar de la Iglesia en Salt Lake City en 2019. Durante la pandemia de COVID-19, las dos organizaciones trabajaron juntas para cubrir las carencias debido al hambre.