El élder Dale G. Renlund enseña sobre Jesucristo y la guía profética en devocional para jóvenes adultos en Argentina

El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, participó en un devocional especial para jóvenes adultos de Instituto en Argentina. Lo acompañaron su esposa, Ruth Renlund; el élder Edward Dube, de la Presidencia de los Setenta, y su esposa Naume; junto al élder Alan R. Walker, de la Presidencia del Área Sudamérica Sur, y su esposa Inés.

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El encuentro congregó a cientos de jóvenes adultos quienes escucharon mensajes inspiradores centrados en la fe en Jesucristo, la revelación personal y la responsabilidad de seguir la guía profética en la actualidad.

El testimonio del élder Renlund: Jesucristo dirige Su Iglesia

El élder Renlund inició su mensaje expresando su cariño por los jóvenes y su deseo de hablarles en español “de corazón a corazón”. El Apóstol testificó solemnemente de Jesucristo, declarando que Él es el centro de la fe y el objeto de adoración en la Iglesia.

“Soy un testigo especial ordenado en el nombre de Jesucristo. Sé que no soy muy especial, pero Jesucristo, de quien soy apóstol, sí lo es. Testifico de Su majestad, Su misión, Su expiación y Su resurrección. Yo sé, absolutamente sé, que Él vive”, afirmó.

El élder Renlund recordó las palabras del profeta José Smith, quien enseñó que los principios fundamentales de la religión se centran en Jesucristo, Su muerte y Su resurrección, y que todo lo demás es solo un apéndice de esa verdad.

“En la Iglesia de Jesucristo adoramos a Jesucristo. Él dirige Su Iglesia por medio de un profeta viviente. No adoramos al profeta; adoramos al Salvador”, explicó.

Aceptar la revelación y confiar en el profeta viviente

El élder Renlund enseñó que una de las bendiciones más notables de la Restauración es que Dios continúa revelando Su voluntad a través de un profeta. Sin embargo, invitó a los jóvenes a desarrollar la fe necesaria para aceptar la revelación incluso cuando desafía ideas o tradiciones previas.

El Apóstol también relató la experiencia sagrada de la reorganización de la Primera Presidencia tras el fallecimiento del presidente Russell M. Nelson, destacando la unanimidad y el espíritu de revelación que acompañó el proceso.

“En ese momento, todos sentimos con certeza que estábamos haciendo la voluntad del Señor. Cuando el presidente Holland pronunció las palabras de ordenación, supe con todo mi ser que tenía la mano sobre el profeta de Dios, el hombre que Jesucristo había escogido para dirigir Su Iglesia.”

Invitó a los jóvenes adultos a buscar su propio testimonio del profeta viviente, a través de la oración sincera y la disposición de actuar según la guía que reciban. “El presidente de la Iglesia siempre nos dirigirá hacia el Salvador”, dijo. “Su única preocupación es nuestro bienestar espiritual y eterno.”

El llamado a ser “pioneros del segundo siglo”

Al finalizar, el élder Renlund comparó la fe de los primeros santos con la responsabilidad actual de los jóvenes del siglo XXI. “Los pioneros del primer siglo tomaron una pequeña semilla y la convirtieron en un árbol fuerte. Los pioneros del segundo siglo deben ayudar a que ese árbol se transforme en un bosque grande y en crecimiento. Ustedes son esos pioneros.”

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Invitó a los jóvenes a avanzar con fe, sabiendo que cada paso hacia Cristo fortalece Su Iglesia en la tierra. “El Señor hoy habla por medio de Sus profetas y por medio de las Escrituras. Si lo seguimos con fe, nos convertiremos en instrumentos de Su amor y de Su poder.”

Hermana Ruth Renlund: el sacrificio de los pioneros del segundo siglo

La hermana Ruth Renlund compartió un mensaje sobre el papel de los jóvenes en el progreso de la Iglesia. Recordó las celebraciones del Centenario de la Iglesia en Sudamérica e invitó a los jóvenes a reflexionar sobre los hombres y mujeres que allanaron el camino de la fe, comparándolos con los pioneros de hoy.

Contó la historia de su tatarabuela, Antoinette, una joven noruega que a los veinte años dejó su país para reunirse con los Santos de los Últimos Días en Estados Unidos, caminando más de mil kilómetros hacia Sion, incluso descalza. “Algunos podrían pensar que fue un gran sacrificio, pero ella no lo vio así, porque tenía una visión clara de quién quería ser y dónde quería estar”, señaló.

La hermana Renlund explicó que los pioneros del segundo siglo son los jóvenes de hoy que, con fe, perseverancia y sacrificio, muestran el camino en una nueva era de la Iglesia. “El sacrificio que el Salvador desea de nosotros es un corazón quebrantado y un espíritu contrito. Significa estar dispuestos a arrepentirnos, a servir y a sacrificar tiempo y comodidad para seguir a Jesucristo”, enfatizó.

En su mensaje, invitó a los jóvenes a pensar en los pequeños sacrificios diarios que pueden ofrecer para fortalecer su discipulado: “¿Están dispuestos a dejar un poco de tiempo en redes sociales para servir? ¿A sacrificar sueño para llegar puntualmente a sus reuniones? Cada acto de sacrificio genera la fe que necesitamos para seguir adelante.”

Cerró su discurso recordando que el verdadero liderazgo es seguir al Salvador, y que ser pioneros del segundo siglo implica “guiar a otros con el ejemplo, sin dejar de ser discípulos fieles de Cristo”.

Élder Edward Dube: tener visión espiritual y actuar con propósito

El élder Edward Dube, de la Presidencia de los Setenta, compartió un mensaje enfocado en la importancia de tener una visión clara y espiritual en la vida. Recordó que antes de conocer la Iglesia, vivía sin dirección, pero el Evangelio le dio propósito y luz.

“Una visión recta trae luz y dirección. Cuando entendemos quiénes somos y qué propósito tiene nuestra vida, el Señor puede guiarnos”, señaló.

Enseñó que el Salvador ejemplificó tres principios clave: propósito, dirección y acción, y citó 3 Nefi 27:13, donde Cristo declara que vino al mundo para hacer la voluntad de Su Padre. “El Salvador tenía una visión centrada en la obediencia al Padre, y esa misma visión debe inspirarnos a actuar.”

El élder Dube invitó a los jóvenes a escribir su visión personal, a fijar metas espirituales y a actuar con fe para alcanzarlas. “Vendrán desafíos, ansiedad o depresión, pero junto con ellos vendrá fortaleza del Señor. Si mantenemos una visión clara y actuamos con fe, nuestra vida cambiará para siempre”, enfatizó.

Concluyó testificando de que Jesucristo vive y que dirige Su Iglesia por medio de profetas vivientes, videntes y reveladores. “Tenemos líderes que nos dan dirección. Si seguimos al profeta y mantenemos nuestros ojos puestos en Cristo, seremos llenos de Su luz.”

Hermana Naume Dube: potencia espiritual al estudiar las Escrituras

La hermana Naume Keresia Salizani Dube centró su mensaje en el poder del estudio constante de las Escrituras para traer dirección, paz y respuestas. Recordó que los profetas y apóstoles invitan de manera reiterada a “conectar con el Señor” por medio de Su palabra, porque “las palabras de Cristo les dirán todas las cosas que deben hacer” (2 Nefi 32:3). Subrayó que esta promesa es directa: al abrir las Escrituras, invitamos la guía del cielo.

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Compartió principios prácticos para formar el hábito diario: fijar una hora específica, aunque sea breve, y estudiarlas con propósito. “Incluso un minuto al día puede marcar una diferencia si lo hacemos con intención”, enseñó. Citó Josué 1:8 y Doctrina y Convenios para explicar que las promesas y profecías se cumplen cuando el estudio es constante y el corazón está dispuesto. “El presidente Russell M. Nelson prometió que ningún otro libro nos acerca más a Jesucristo que el Libro de Mormón; si lo estudiamos seriamente, el poder comenzará a fluir en nuestra vida”.

Afirmó que el estudio fiel trae menos confusión y menos estrés, más dirección y esperanza. Invitó a los jóvenes a ser pacientes consigo mismos: tomar notas, releer y permitir que el Espíritu enseñe “línea por línea”. “El Libro de Mormón fue escrito para nuestros días; al leerlo, sentiremos el amor del Salvador y encontraremos respuestas reales a nuestras oraciones”. Concluyó animando a guardar las Escrituras en el corazón y compartirlas con amigos, como parte del discipulado diario.

Un llamado a avanzar con fe

El élder Renlund cerró con una promesa y una invitación que resonó entre los jóvenes “El Señor nos conoce y nos ama. Si seguimos Su ejemplo y servimos con amor, Él nos usará para hacer cosas extraordinarias. Ustedes son los pioneros del segundo siglo. Caminen con fe y conviértanse en instrumentos de Su obra.”