Una piedra sagrada con petroglifos creados por el pueblo Fremont (antepasados de la Banda Noroeste de la Nación Shoshón) hace unos 1200 años fue devuelta recientemente a su ubicación original en el norte de Utah.
La devolución es el resultado de un esfuerzo de varios años en el que participaron la Banda Noroeste de la Nación Shoshón, el estado de Utah e historiadores y conservadores que trabajaron en nombre de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El extraordinario viaje del artefacto
El artefacto, sagrado para el pueblo shoshón, se encontraba originalmente en las montañas del norte de Utah, una región donde la Banda Noroeste de la Nación Shoshón vivía y cazaba. Brad Parry, vicepresidente de la Banda Noroeste, describió el sitio como “un lugar espiritual” donde las familias, entre ellas sus propios antepasados, se reunían y acampaban.
La piedra con petroglifos fue retirada de su ubicación original hace unos 80 años. Las historias varían, pero un grupo de hombres o de boy scouts sacaron la piedra, que pesaba más de 1100 kilogramos, usando su propia fuerza y una camioneta. Luego, la piedra fue transportada a un centro de reuniones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en Tremonton, Utah.
Ryan Saltzgiver, conservador de sitios históricos del Departamento de Historia de la Iglesia, dijo que la razón exacta por la que se trajo la piedra a la Iglesia es “un misterio”. Durante décadas permaneció fuera del edificio, primero cerca del asta de la bandera y luego en el lado norte.
- Tremonton-Petroglyphs
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| Temple Square is always beautiful in the springtime. Gardeners work to prepare the ground for General Conference. © 2012 Intellectual Reserve, Inc. All rights reserved. | 1 / 2 |
Descubrimiento y repatriación
En 2011, arqueólogos aficionados utilizaron un conocido estudio de arte rupestre de 1937 para descubrir la piedra en el centro de reuniones y rastrear su origen.
“Hemos estado trabajando desde ese momento con el fin de que todo estuviera en orden para poder trasladar la piedra”, dijo Saltzgiver. El proceso de repatriación tomó varios años y Chris Merritt, de la Oficina de Preservación Histórica del Estado de Utah, ayudó a reunir a todas las partes interesadas.
La Iglesia colaboró con la Banda Noroeste de la Nación Shoshón para ultimar un plan de conservación y repatriación. Si bien la Iglesia no tenía “ninguna obligación legal” de devolver el artefacto, explicó Saltzgiver, “tenemos la obligación moral y ética de cuidar cosas como esta que están en nuestra posesión y, en particular, de devolver a sus legítimos propietarios aquellas cosas que son, en este caso, objetos muy sagrados”.
Para la tribu, este trabajo conjunto fue edificante.
“Devolverlo a nosotros es volver a colocar una pieza del rompecabezas en su lugar”, dijo Parry. “Nuestra historia está muy fracturada por muchas cosas que nos sucedieron. Tener estas cosas positivas que están surgiendo ahora es como reconstruir nuestra historia. No puedo dejar de recalcarlo”.
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Conservación y devolución
El viaje de regreso de la piedra comenzó después de que expertos especializados en manipulación de obras de arte liberaran cuidadosamente el antiguo artefacto del hormigón y lo cargaran para ser transportado a Provo, Utah.
En Provo, conservadores de objetos expresamente seleccionados por historiadores de la Iglesia comenzaron la delicada tarea de limpiar y preservar los petroglifos. El objetivo era eliminar de la piedra de más de 1100 kilogramos años de crecimiento de líquenes.
Megan Randall, conservadora de objetos del Centro de Conservación de Arte del Medio Oeste, dijo que el liquen estaba creciendo a lo largo de las zonas con diseños, probablemente porque el proceso de tallado que creó los diseños más claros también creó una textura apta para que el liquen se adhiriera.
El minucioso proceso implicó encontrar métodos que no dañaran la superficie. El exitoso proceso de limpieza incluyó agua y jabón, herramientas de bambú y plástico, un biocida no tóxico y vapor.
“Aunque no quedó completamente limpia, en un par de meses o un año continuará limpiándose sola con la aplicación del biocida”, dijo Randall. “No hay mucha gente que haga esto, lo que hace que nuestro trabajo sea muy interesante y variado. [La piedra] tiene diseños que están espiritualmente conectados con la tribu y queremos hacerlos visibles y apreciables para las personas que encuentran valor en esto, que también somos nosotros”.
Una vez limpio y preservado, el objeto sagrado fue transportado de vuelta a su ubicación original, cerca de la frontera entre Utah y Idaho. Para garantizar su seguridad, no se revelará la ubicación exacta.
La piedra fue transportada por aire hasta su lugar para unirse una vez más a sus petroglifos compañeros.
“Esta piedra estaba destinada a estar aquí”, dijo Parry. “Es como si esta piedra supiera que es su hogar”.
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Un momento sagrado
La colocación final fue descrita como un momento trascendental y sagrado, que evocó emociones poderosas. Megan Emery, conservadora jefe del Centro de Conservación de Arte del Medio Oeste, lo calificó como un proyecto emotivo.
“Es en gran medida un esfuerzo de equipo”, dijo Emery. “Ver lo bien que todos los miembros del equipo trabajan juntos y lo exitoso que ha sido, es un proyecto muy satisfactorio del que formé parte y me siento honrada y muy agradecida”.
David Bolingbroke, historiador de investigación y divulgación del Departamento de Historia de la Iglesia, dijo que la piedra probablemente se colocó en la capilla “no por malicia, sino por falta de comprensión adecuada”. Dijo que era “algo maravilloso” traerla de vuelta para “las generaciones venideras”.
Para conmemorar la trascendental ocasión, Rios Pacheco, un líder espiritual de la tribu, ofreció una bendición que emocionó a los asistentes. “Oró para que todos los que ayudaron fueran bendecidos”, dijo Parry. “Escucharlo decir eso en idioma shoshón… [fue] simplemente maravilloso”.
“Sentí la fuerte impresión de que los ojos de nuestros antepasados estaban puestos en nosotros en ese momento, tanto Santos de los Últimos Días como shoshones”, agregó Bolingbroke. ”Estaban complacidos con nuestros esfuerzos por traer esta piedra de vuelta [y] ponerla su lugar legítimo. Es muy importante porque existe una conexión que los shoshones tienen con esta piedra”.