En respuesta a la apremiante crisis humanitaria en Sudán, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se ha comprometido a dar recursos adicionales para ayudar a alimentar y proporcionar artículos básicos de socorro a cientos de miles de refugiados en la región.
Un donativo de $4,25 millones al Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) proveerá raciones de alimentos tales como cereales, aceite, legumbres, barras alimenticias y comidas listas para comer a quienes vivan en campos de refugiados en Sudán y en los países limítrofes de Sudán del Sur, Chad, Etiopía y Egipto. Se proporcionarán cuatro millones de dólares adicionales al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) a fin de dar albergue y artículos básicos de socorro, tales como mantas, juegos de cocina, tapetes para dormir, mosquiteros y lámparas solares.
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Los conflictos violentos que comenzaron en Jartum, Sudán, en abril de 2023, obligaron a las familias a huir de sus hogares y aldeas en busca de seguridad. Desde entonces, más de 4,8 millones de personas han sido desplazadas por el conflicto, entre ellas dos millones de niños. La situación ha empeorado la que era ya una grave crisis de inseguridad tanto alimentaria, como de agua. También existe una necesidad urgente de refugio y atención médica.
Estas últimas donaciones dan continuidad al compromiso de la Iglesia de brindar alivio a los hambrientos de todo el mundo. En septiembre de 2022, la Iglesia donó 32 millones de dólares al WFP, la mayor contribución de Iglesia a una organización humanitaria. Toda la ayuda humanitaria de la Iglesia es posible gracias a las generosas donaciones de Santos de los Últimos Días y amigos de la Iglesia de todo el mundo.
“Agradecemos tener los recursos para apoyar a varias organizaciones de calidad en sus esfuerzos por abordar la crisis en Sudán a pesar de los altos riesgos para su seguridad personal y los innumerables desafíos”, dijo Steve Dobb, especialista de ayuda humanitaria de la Iglesia, quien coordinó la donación. “Es desgarrador ver el sufrimiento de nuestros hermanos y hermanas allí y oramos para que el conflicto se resuelva pronto”.
Este proyecto fue financiado por medio de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y LDS Charities Australia.
La Iglesia dona unos mil millones de dólares anuales para cuidar de los necesitados en todo el mundo. En este momento, hay proyectos de ayuda y desarrollo en más de 176 países y territorios, y se ofrecen sin tener en cuenta la raza, la afiliación religiosa ni la nacionalidad. La ayuda se basa en los principios fundamentales de la responsabilidad personal, el apoyo de la comunidad, la autosuficiencia y la sustentabilidad.