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La Familia: Una proclamación y advertencia.

Gordon B. Hinckley,  decimoquinto presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos fuertes sentimientos por la preservación de la familia tradicional son muy conocidos; guió a una organización que representa a menos del uno por ciento de la población mundial.

Como guía de una fe considerada por sus adeptos como la  "restauración" de la iglesia que Jesucristo que se estableció hace dos milenios, el presidente Hinckley fue reconocido por los miembros de la Iglesia como un profeta de Dios y comparan su advertencia con la revelación y las Escrituras. Él decidió hacer público el documento "La familia: Una proclamación para el mundo" en una reunión de la organización que representa a las mujeres de la Iglesia, advirtiendo que aquellos que contribuyen a la desintegración de la familia, "un día deberán responder ante Dios".

Uno de los consejeros del presidente Hinckley en la Primera Presidencia, James E. Faust, expresó que fue apropiado que la proclamación se leyera por primera vez a las mujeres de la Iglesia, "porque ustedes, madres, son el corazón y el alma de la familia".

Las madres pueden ser "el corazón y el alma", pero la proclamación está destinada al esposo y a la esposa como "iguales" en la familia, destacando que la madre tiene la "responsabilidad primordial de criar a sus hijos" y el padre tiene la "responsabilidad de proteger la familia y de proveerle las cosas necesarias de la vida".

La orientación hacia la familia en la Iglesia es bien conocida por el énfasis que se pone en la historia familiar y la

genealogía. "La Familia: Una Proclamación para el Mundo"es una declaración de la naturaleza divina de la unidad familiar y da dirección en cuanto a cómo nutrir las buenas relaciones familiares.

"La familia: Una proclamación para el mundo", publicada formalmente en septiembre de 1995, provino desde el cuerpo gubernamental mayor de la Iglesia: la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles.

"La familia es ordenada por Dios", dice la proclamación. Entre otras cosas, bosqueja la idea que tiene la Iglesia con respecto al matrimonio: reconocido divinamente solo "entre un hombre y una mujer"; el deber del espos

o y la esposa hacia los hijos, que "los padres tienen la responsabilidad sagrada de educar a sus hijos dentro del amor y la rectitud"; la moralidad, por la cual el esposo y la esposa "honran  sus promesas matrimoniales con fidelidad completa"; y el ser hombre o mujer que "es una característica esencial de la identidad y el propósito eternos de los seres humanos en la vida pre mortal, mortal y eterna".

Cuando se le preguntó en una conferencia de prensa en Tokio, en 1996, por qué había publicado el documento "La familia: Una proclamación para el mundo", el presidente Hinckley dijo: "Porque la  familia está siendo atacada. En todas partes del mundo la familia se está desmoronando".

Agregó: "El lugar para empezar a mejorar la sociedad es el hogar. Los niños, por lo general, hacen lo que se les ha enseñado. Estamos tratando de hacer que el mundo sea mejor al fortalecer a la familia".

En una entrevista con un periodista del diario nacional español El País, dijo: "No pueden tener una nación fuerte sin familias fuertes: El padre, la madre y los hijos como una unidad trabajando juntos".

La proclamación hace un llamado a los "ciudadanos responsables y a los representantes de los gobiernos de todo el mundo a fin de que ayuden a promover medidas destinadas a fortalecer la familia y mantenerla como base fundamental de la sociedad".

 

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