El élder Neil L. Andersen dedica el Templo de Farmington, Nuevo México

A poco más de 80 kilómetros (50 millas) al este del punto donde convergen cuatro estados de los EE. UU., el Templo de Farmington, Nuevo México, se erige como un nuevo monumento donde se unen el cielo y la tierra.

“Esta sagrada Casa del Señor testifica más que ningún otro lugar de la inmortalidad del alma y de que la vida continúa allende el velo”, dijo el élder Neil L. Andersen, del Cuórum de los Doce Apóstoles, quien dedicó el templo el domingo 17 de agosto.

Jesucristo es el “vínculo maravilloso” que une a las familias por la eternidad, dijo el apóstol. “Solamente a través del incomparable don del Salvador tenemos poder para atar en los cielos lo que se ata en la tierra”.

El élder Andersen añadió: “Cada ordenanza de esta santa casa torna nuestros corazones hacia el Salvador, Jesucristo, y Su don de la Expiación, y lo que ese don significa para el matrimonio eterno, nuestra familia y nuestra posteridad”.

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En su oración dedicatoria del Templo de Farmington, el élder Andersen dijo: “Deja que esta, Tu casa, sea un santuario de paz, un refugio de las distracciones del mundo. Rogamos que, aquí en este santo templo, el incomparable valor de cada persona, cada hijo o hija de Dios, sea considerado mayor que todos los tesoros del mundo, al permitir que la bondad de cada discípulo resplandezca más allá de cualquier consideración de identidad cultural, prosperidad personal o notoriedad del mundo”.

Prepararnos para el regreso del Salvador

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“Todos sabemos que el mal está aumentando en el mundo que nos rodea”, dijo el élder Andersen. “Los peligros espirituales pueden arrastrarnos fuera de nuestros refugios espirituales”.

Aun así, “en medio de este mundo en conmoción, el Señor ha dicho que Él preparará un pueblo recto”. Aquellos que consagren su vida a Él asistiendo a Su casa, dijo, “recibirán las bendiciones y el poder de llegar a ser la persona que desean llegar a ser”.

El élder Andersen hizo referencia a las bendiciones que el presidente Russell M. Nelson prometió por asistir al templo, que incluyen ayuda para prepararse para la Segunda Venida del Señor.

“Nada los ayudará más a aferrarse a la barra de hierro que adorar en el templo con la regularidad que sus circunstancias lo permitan”, dijo el profeta en la Conferencia General de abril de 2024.

El élder Andersen testificó que “en esta santa casa, nos prepararemos a nosotros mismos” para el regreso del Señor. “Conforme tengan fe en Él y hagan lo mejor que puedan, Él los elevará de sus cargas, sus dificultades y sus debilidades, y los preparará para Su regreso y la vida eterna que los espera”.

Acompañaron al élder Andersen en la dedicación su esposa, Kathy; el élder José L. Alonso, Setenta Autoridad General y Presidente del Área Estados Unidos Suroeste de la Iglesia, y su esposa, Rebeca; el élder Steven R. Bangerter, Setenta Autoridad General y director ejecutivo del Departamento de Templos, y su esposa, Susan; y el Obispo Presidente, Gérald Caussé, y su esposa, Valérie.

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Tras llegar al lugar, el élder Andersen estrechó la mano de los Santos de los Últimos Días y expresó su amor por ellos y su agradecimiento por su asistencia.

“Amo a estas personas. Han sido dedicadas y devotas”, dijo sobre los Santos de los Últimos Días de Farmington. “Es una bendición increíble pensar que aquí, en la belleza del desierto, de pronto uno ve esta sagrada Casa del Señor”.

Angie McDaniel, de la Rama Rio Vista (de habla hispana), Estaca Bloomfield, Nuevo México, ha visto entusiasmo por el templo en toda su comunidad, tanto entre los miembros como los no miembros.

“Asistir al templo como rama ha sido difícil en el pasado”, dijo McDaniel. “Ir a Albuquerque era difícil y caro. Era especialmente difícil motivar a los miembros nuevos para que fueran a hacer bautismos, o apoyar a los que lo hacían por primera vez. Tener un templo aquí nos permitirá asistir cuando queramos sin preocuparnos por el dinero”.

El nuevo templo de Farmington es el templo número 208 en funcionamiento de la Iglesia. Es el quinto templo dedicado por el élder Andersen y el primero de ellos en Norteamérica.

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