047C4949.jpg
Nota de prensa

Lo que los líderes de la Iglesia enseñaron en el Foro Interreligioso del G20 en Sudáfrica

Su enfoque: servir a los pobres y hacer hincapié en la autosuficiencia

En un mundo que necesita unidad, unos quinientos líderes mundiales, entre ellos seis líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se reunieron esta semana en Sudáfrica para el Foro Interreligioso Anual del G20 (IF20, por sus siglas en inglés). Su misión era ayudar a dar forma a un mundo más inclusivo y ético a través del diálogo y el servicio a los necesitados.

“Este foro es una oportunidad que nos da Dios para determinar cómo podemos seguir marcando colectivamente una diferencia positiva en la vida de los demás”, dijo el élder Thierry K. Mutombo, Presidente del Área África Central de la Iglesia. “Debemos dejar de buscar razones para dividirnos y, en cambio, buscar oportunidades para ser uno y servir a los demás como uno solo. Colectivamente, hemos desempeñado una importante función como agentes de cambio y podemos continuar haciéndolo. De hecho, nuestra función es esencial. Nuestro mayor gozo proviene de ayudar a nuestros hermanos y hermanas”.

El élder Mutombo hizo sus observaciones en una sesión celebrada el 11 de agosto en la que varios líderes religiosos reflexionaron sobre los principales problemas y desafíos que se trataron en la conferencia. El élder Mutombo hizo una reseña de la labor humanitaria de la Iglesia en todo el mundo y señaló que los Santos de los Últimos Días “sienten una conexión con aquellos que sufren de alguna manera”.

“Como hijos e hijas de Dios, todos somos hermanos y hermanas”, dijo el élder Mutombo. “Seguimos una admonición del Antiguo Testamento: ‘Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso’”.

“Expreso nuestro compromiso inquebrantable, como Iglesia y como discípulos de Jesucristo, de servir codo a codo y hombro con hombro mientras nos esforzamos por elevar a los demás en todas partes y de todas las formas que podamos”, dijo el élder Mutombo. “Este mundo, en particular el continente africano, nunca volverá a ser el mismo”.

Los participantes del IF20 pusieron rápidamente en práctica este compromiso al reunirse el 12 de agosto con el fin de empaquetar 32 400 comidas nutritivas para los necesitados.

“El proyecto de servicio fue muy divertido”, dijo Elissa McConkie Gifford, directora de operaciones de campo de los Servicios de Bienestar y Autosuficiencia de la Iglesia. “Había gente joven y mayor, y personas de todas las religiones y culturas. Compartimos nuestro amor por la música y disfrutamos al poner manos a la obra y hacer algo realmente significativo en vez de solo sentarnos aquí y hablar sobre lo que podríamos hacer”.

Ubuntu en acción a través de la autosuficiencia

Los comentarios de los líderes de la Iglesia a lo largo de la semana reflejaron el tema de la cumbre: “Ubuntu en acción”. Ubuntu es una filosofía africana que significa “Yo soy porque nosotros somos”. Sus comentarios pusieron de relieve lo necesaria que es la autosuficiencia.

El élder Adeyinka Ojediran, de la Presidencia del Área África Oeste, se unió a otras seis personas en una mesa redonda que se llevó a cabo el 11 de agosto para analizar la sostenibilidad financiera, la gestión de las deudas y la financiación climática, algunas de las prioridades más urgentes de África. Al igual que el élder Mutombo, señaló la importancia de los cambios que provienen del interior.

“Se dice que la doctrina que se comprende correctamente cambiará el comportamiento más de lo que lo harán las ciencias de la conducta”, dijo el élder Ojediran, oriundo de Nigeria. Luego planteó una pregunta para que la audiencia considerara: “¿Qué hacemos en nuestro trato e interacciones que pueda cambiar a las personas desde el interior [para que] sus acciones tengan un impacto positivo en el exterior que nos dé el mundo que Dios desea que tengamos?”.

Más adelante en la sesión, el élder Ojediran destacó la importancia de que los líderes gubernamentales rindan cuentas.

“¿Podemos apelar a la conciencia de los responsables políticos [para que] vean a las personas como hijos de Dios y se pregunten en qué medida son ellos responsables ante nuestro Creador por las políticas y las cosas que ellos hacen, que influirán en las personas vulnerables?”, preguntó.

También el 11 de agosto, el élder Denelson Silva, de la Presidencia del Área África Sur de la Iglesia, participó en una mesa redonda centrada en la lucha contra el hambre. El élder, oriundo de Brasil, habló brevemente de las iniciativas mundiales de la Iglesia para fortalecer la nutrición infantil. Señaló la importancia de las labores que buscan aliviar el hambre y proporcionar agua potable y huertos comunitarios. También hizo hincapié en la autosuficiencia.

“Creo que si tendemos nuestra mano podemos vencer el hambre. Pero nuestra mano no tiene por qué estar extendida para siempre”, dijo el élder Silva. “Como hijos de Dios, tenemos el potencial divino de hacer por nosotros mismos lo que nadie más puede hacer. Porque solo [yo] conozco mis necesidades. Y debido a que conozco mis necesidades y confío en Dios, puedo marcar una gran diferencia en mi propia vida. Al aprender eso, puedo marcar la diferencia en la vida de mi familia, mi comunidad y mi posteridad”.

El élder Adilson de Paula Parrella (otro brasileño), de la Presidencia del Área Medio Oriente/África Norte de la Iglesia, expresó sus pensamientos en una mesa redonda sobre la libertad religiosa. Hizo hincapié en la responsabilidad que tienen las religiones de servir a sus comunidades.

“Sin importar dónde estemos, debemos participar con empeño en [el] país en que nos encontremos”, dijo el élder Parrella. “Debemos brindar ayuda humanitaria y de emergencia y participar en proyectos que ayuden a las personas a ser autosuficientes. Tenemos que comprometernos con la comunidad y promover su bienestar”.

Él dijo que un ejemplo de esto es cómo la Iglesia de Jesucristo brinda apoyo al Ministerio de la Familia de los Emiratos Árabes Unidos.

“Todo lo que estamos analizando como instituciones comienza en el hogar, con los padres que enseñan y dan el ejemplo a los niños”, dijo el élder Parrella. “Todo se reduce a una frase: nosotros enseñamos principios correctos y ellos se gobiernan a sí mismos. Sin embargo, damos el ejemplo mediante la forma en que tratamos a las personas y lideramos con respeto y amor por los demás”.

Dos días después, el élder Vaiangina Sikahema, de la Presidencia del Área África Sur, participó en una mesa redonda centrada en cómo ayudar a las personas más vulnerables de las comunidades. El élder Sikahema, que emigró a los EE. UU. y más tarde jugó en la Liga Nacional de Fútbol Americano, habló sobre las lecciones que aprendió de niño en Tonga, cuando su familia era pobre y la Iglesia los ayudó.

“Nuestra Iglesia inculcó a mis padres que debíamos contribuir a nuestra propia autosuficiencia”, dijo el élder Sikahema. “Aunque ganaban poco dinero, la Iglesia nos pedía que pagáramos el diezmo. Como recibíamos pedidos de alimentos del almacén del obispo, mis padres insistían en que nosotros, los niños, fuéramos todos los sábados al almacén del obispo a trabajar, limpiar, colocar los productos en los estantes, barrer y trapear. ¿Saben lo que eso hizo por nosotros? Nos dio dignidad. Nos enseñó desde niños que debíamos trabajar por lo que fuera que recibiéramos”.

En otra mesa redonda ese mismo día, el élder Isaac K. Morrison, de la Presidencia del Área África Oeste, habló sobre cómo las voces locales pueden ayudar a las comunidades a sobrellevar las dificultades.

El élder, nacido en Ghana, dijo que es muy importante establecer relaciones sólidas de confianza antes de que se produzcan los desastres. Hizo hincapié en la necesidad de una cultura de preparación para las emergencias y dijo que es importante permitir que los afectados por los desastres desempeñen una función en la recuperación de la comunidad. Esta última lección la aprendió hace años, luego de que él y su esposa perdieran un bebé.

“Fue muy difícil para nosotros”, dijo el élder Morrison. “¿Saben qué nos ayudó? Que muchos miembros de nuestra comunidad y de nuestra religión nos escribieran o vinieran a visitarnos para contarnos sus propias historias. Eso nos brindó mucho consuelo, solaz y sanación”.

Continuó diciendo: “Tendemos a pensar: ‘Esta persona pasó por muchas cosas. Vamos a cuidarla. a salvarla, a protegerla’. Pero si podemos dejar que cuenten su historia: ‘Esto me pasó y esto es lo que hice’, ellos se convierten en parte de la solución. Eso ayuda en el proceso de sanación”.

Los comentarios finales del élder Morrison reflejan el espíritu y el objetivo más amplios de la reunión del IF20.

“Como enseñó el Salvador: ‘Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios’”, dijo. “Cuando compartimos recursos e ideas, nos convertimos en una comunidad fuerte y de paz”.

Nota sobre la Guía de Estilo:Al publicar noticias o reportajes sobre La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, tenga a bien utilizar el nombre completo de la Iglesia la primera vez que la mencione. Para más información sobre el uso del nombre de la Iglesia, visite nuestraGuía de estilo.