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Por Rachel Sterzer Gibson, Church News
Por muchos años durante su matrimonio con el élder Brent H. Nielson, quien sirve en la Presidencia de los Setenta, la hermana Marcia Nielson creyó que tenía una audición normal y que él solo tenía una audición supersónica.
Después de años de pedirle que subiera el volumen del televisor, finalmente consultó a un audiólogo, quien amablemente le reveló que necesitaba audífonos. Devastada, fue y se sentó en su auto en el estacionamiento y se echó a llorar. Mientras trataba de calmarse, el Espíritu le dijo: “Marcia, te he proporcionado la tecnología necesaria para que escuches todo lo que te rodea. ¿Por qué no aprovecharías esta bendición?”
Por muchos años durante su matrimonio con el élder Brent H. Nielson, quien sirve en la Presidencia de los Setenta, la hermana Marcia Nielson creyó que tenía una audición normal y que él solo tenía una audición supersónica.
Después de años de pedirle que subiera el volumen del televisor, finalmente consultó a un audiólogo, quien amablemente le reveló que necesitaba audífonos. Devastada, fue y se sentó en su auto en el estacionamiento y se echó a llorar. Mientras trataba de calmarse, el Espíritu le dijo: “Marcia, te he proporcionado la tecnología necesaria para que escuches todo lo que te rodea. ¿Por qué no aprovecharías esta bendición?”
Se secó las lágrimas, ordenó un par de audífonos y pronto se asombró de lo mucho mejor que podía oír.
La hermana Nielson relató la experiencia anterior relacionada con su pérdida auditiva y el uso de audífonos durante un devocional del Ensign College, el martes, 2 de noviembre, como una forma de ilustrar algunos de sus pensamientos sobre la necesidad de mejorar nuestra capacidad de escuchar la voz del Señor. La hermana Nielson — quien es la compañera ministrante de la hermana Alynda Kusch — la primera dama del Ensign College, hizo eco a la invitación del presidente Russell M. Nelson de hacer todo lo necesario para “escucharlo” mejor.
“Hermanos y hermanas, permítanme testificarles que el escuchar la voz del Señor vale todo esfuerzo que puedan hacer”, declaró.
Dispositivo de audición spiritual
Al pronunciar su discurso desde el podio del Salón de Asambleas en la Manzana del Templo, la hermana Nielson invitó a los oyentes a reflexionar sobre varias preguntas. Primero: “¿Es posible que de alguna manera me falte la capacidad de escuchar la voz de mi Padre Celestial? ¿Tiene cosas que quiere que yo sepa, pero yo simplemente no lo escucho?”
La hermana Nielson dijo que la respuesta a esa pregunta es, sin duda, sí.
“Al igual que mi rechazo en cuanto a la disminución de mi propia capacidad de oír, a menudo descartamos la importancia de escuchar verdaderamente lo que nuestro Padre Celestial quiere que sepamos. Quizás sentimos que lo escuchamos lo suficientemente bien. Sin embargo, tenemos un Profeta de Dios que constantemente y amablemente nos insta a poner a prueba nuestro oído espiritual”.
El Espíritu Santo es un poderoso dispositivo de audición espiritual personalizado, explicó la hermana Nielson.
Así como sus audífonos están específicamente afinados para sus oídos, el Señor tiene instrucciones para cada uno de Sus hijos que Él adapta únicamente para ellos.
“Nuestro Padre Celestial sabe quién eres, cómo escuchas y cuál es el mejor método de comunicación para ti. Es imperativo que uses los métodos simples de tener el deseo, asistir a la Iglesia, hacer oración, estudiar de las Escrituras y observar los mandamientos, para aumentar tu comprensión de esta herramienta”, dijo.
Apagando el tumulto
Escuchar la voz del Señor es una habilidad espiritual que puede requerir práctica y perseverancia para desarrollarla. De manera similar, la hermana Nielson dijo que tuvo que aprender a usar sus audífonos de manera eficaz.
Durante un juego de baloncesto, por ejemplo, sus audífonos tratarán de amplificar el ruido dominante del juego y puede resultar difícil escuchar la voz de su esposo. Sin embargo, un botón útil en su audífono izquierdo puede ayudar a disminuir el ruido circundante más fuerte y enfocar el rango de audición en una dirección específica.
Con eso en mente, la hermana Nielson invitó a los estudiantes a reflexionar sobre su siguiente pregunta: “¿Estoy experimentando tanta conmoción en mi vida que en realidad no puedo escuchar una voz tranquila?”
En la conferencia general de abril de 2021, el presidente Nelson explicó que la voz del Señor no es tumultuosa, sino de una apacibilidad perfecta. A medida que las personas calman el mundo, los sonidos del Padre Celestial aumentan, dijo la hermana Nielson. “Esfuércense por volverse hábiles para acallar las voces más fuertes a su alrededor y concentrarse en lo que el Espíritu está tratando de ayudarles a escuchar”.
Persistencia intencional
Para presentar su pregunta final, la hermana Nielson compartió una experiencia que tuvo haciendo senderismo con su hermana y una amiga de hace varios años. Mientras el trío abandonaba la ruta de senderismo y recortaba su camino hacia la montaña, la hermana Nielson sintió que una rama de un árbol agarraba su audífono y lo arrojaba al suelo del monte cubierto de maleza. “Supe que estaba en un gran problema”, recordó.
Después de varias súplicas sinceras por ayuda divina y mucha búsqueda, la hermana de la hermana Nielson vio el diminuto cable del audífono que sobresalía entre las hojas en la base de un árbol.
Luego, la hermana Nielson invitó a los alumnos a preguntarse: “¿Espera el Señor que sea intencional acerca de mi capacidad para escucharlo?”
Su experiencia en el bosque le enseñó que la perseverancia intencional, pedir con sinceridad en oración y hacer todo lo que estuvo a su alcance aumentó su capacidad para escuchar. “Cuanto más intencional seas, mayor será tu capacidad para escucharlo”.
Una de las lecciones de vida más importantes de la hermana Nielson al aprender a escuchar la voz del Señor llegó cuando ella era una joven estudiante en BYU y Brent Nielson le pidió que se casara con él. No se sentía preparada para tomar una decisión tan importante. Después de meses de buscar inspiración, esperaba un gran y trascendental testimonio que la ayudara a estar segura.
Un día, desesperada, tuvo una larga conversación telefónica con su padre, quien en ese entonces servía como presidente de la misión en Santiago, Chile. Él le enseñó sobre el don del Espíritu Santo, que había recibido en el bautismo. El Espíritu estaba en ella como el respirar, sosteniendo en silencio su vida espiritual, dijo. Necesitaba volverse hacia adentro, concentrarse y escuchar. “Confía en ese Espíritu dentro de ti”, le dijo.
Luego pudo calmarse y enfocar su atención en los hermosos sentimientos que sintió cuando con el élder Nielson, siguió adelante con el matrimonio, y luego recibió la tranquila y pacífica respuesta de que estaba tomando la decisión correcta.
El don del Espíritu Santo “está en ti como el respirar”, reiteró la hermana Nielson, “este magnífico mecanismo de audición espiritual que se te ha dado para escuchar la voz del Señor”.
Al igual que los audífonos que la ayudan a escuchar sonidos de este mundo, “hay un don dado por Dios implantado dentro de ustedes, que habla en voz baja con palabras de verdad a su propia alma. Puede dirigirles en todo lo que hacen si lo reconocen, se concentran en ello y son intencionales en su capacidad para escucharlo”.