Esta historia aparece aquí por cortesía de TheChurchNews.com. No es para uso de otros medios.
Por Sydney Walker, Church News
ST. GEORGE, Utah
Como escribió una vez el poeta inglés John Donne, “Ningún hombre es una isla”, dijo la hermana Patricia Terry Holland después de aceptar el Dixie Heritage Distinguished Public Service Award [Premio al Servicio Público Distinguido de la Herencia Dixie] de la Sociedad de Gestión Administrativa de la Universidad Brigham Young el viernes, 5 de noviembre.
“Y yo diría rápidamente, ‘Ninguna mujer, ni ningún niño’”, agregó. “Todos enfrentamos juntos esta tarea mortal, y no podemos encerrarnos en un capullo o un monasterio, creyendo que alguien más puede ocuparse de los problemas de la vida mientras nos escondemos en un armario en alguna parte. …
“Le debemos a la próxima generación algo como lo que nuestros antepasados y nuestras madres nos dieron, así que les dejamos alguna evidencia de nuestro servicio público, algo que no hicimos por nosotros mismos, sino por ellos”.
Acompañada por su esposo, el élder Jeffrey R. Holland del Cuórum de los Doce Apóstoles, la hermana Holland fue la oradora principal durante la sección St. George del Banquete de Becas de la Sociedad de Gestión Administrativa de BYU.
El élder y la hermana Holland nacieron a solo 56 kilómetros de distancia en el sur de Utah y llaman “hogar” a las rocas rojas de St. George. Fueron novios en la escuela preparatoria y se casaron en el Templo de St. George. El élder Holland sirvió como presidente de BYU de 1980 a 1989. “BYU es una institución que significa todo para mi esposo, para mí y para nuestra familia”, dijo la hermana Holland.
Hija de una larga línea de pioneros que se establecieron en las primeras comunidades del condado de Washington, la hermana Holland expresó su gratitud por su visión e industria y su herencia Dixie. Ella reconoció a sus hermanos y hermanas y sus cónyuges entre los 180 invitados en la audiencia.
Una presentación personal
Si bien el material publicitario del evento destacó algunos de los muchos logros públicos de la hermana Holland, el élder Holland señaló tres cosas personales sobre ella en su presentación.
Primero, “Pat es quizás la persona más sensible y mejor sintonizada con los sentimientos de los demás que he conocido. … Cuando escucha a alguien, escucha con todo su ser”, dijo. En términos religiosos, vive “cerca del Espíritu”.
Segundo, es honesta e innatamente modesta acerca de sus cualidades y logros. “Sus hijos y nietos son las joyas de su corona”.
Y tercero, “Ella ha sido mi fuerza, mi inspiración, mi luz de guía y mi cuidadora ahora en todos los sentidos durante 58 años, cuatro meses y cinco días — pero ¿quién lleva la cuenta?
“Lo cuento porque estar a su lado durante cada uno de esos días ha sido el mayor privilegio de mi vida”, dijo el élder Holland. “Me considero el más afortunado de los hombres. Como el Adán de Mark Twain dice de su Eva, así digo yo de Pat — “Dondequiera que ella estuviese, allí estaba el paraíso”.
Nacida en 1942 en la zona rural de Enterprise, Utah, la hermana Holland lleva mucho tiempo participando en el servicio comunitario. Fue miembro de la presidencia general de las Mujeres Jóvenes y formó parte de la junta directiva de Deseret Book Co., ZCMI y Primary Children’s Medical Center.
Durante su servicio como la “primera dama” de BYU, recibió el Premio a la Mujer Ejemplar de BYU. Recibió el Premio al Alumno Distinguido de LDS Business College (ahora Ensign College) y es miembro del Salón de la Fama de la Universidad Dixie State.
La hermana Holland es una amante de la música de toda la vida con una formación especializada en voz y piano, incluyendo un estudio con un miembro de la facultad de Juilliard School of Music en la ciudad de Nueva York. Ella y el élder Holland tienen tres hijos, 13 nietos y dos bisnietos.
Remando juntos
En su discurso, la hermana Holland subrayó la necesidad del servicio comunitario y el cuidado de los demás — especialmente en el mundo divisivo actual y con valores morales en declive.
El consejo del Salvador de “Que os améis unos a otros; como yo os he amado”, dijo, “debe regir todo lo que hablamos de política, economía, educación o incluso fútbol”.
La hermana Holland señaló que, aunque el nivel de vida nunca ha sido más alto y “tenemos todas las razones para ser felices”, hay indicios de que para algunos no es así.
Las tasas de mortalidad por sobredosis de drogas son casi cuatro veces más altas en Estados Unidos (en inglés) que en cualquier otro país rico, y el alcoholismo está matando a más personas y especialmente a más jóvenes (en inglés), señaló. En una encuesta reciente del Pew Research Center (en inglés), el 70% de los jóvenes estadounidenses de 13 a 17 años afirman que la ansiedad y la depresión son problemas graves entre sus compañeros.
Citando al rabino Jonathan Sacks de Inglaterra, de quien el élder Holland procuró ser amigo antes de su muerte el año pasado, la hermana Holland dijo: “En la medida en que pertenezcamos a la misma … comunidad, podemos trabajar juntos sin estar constantemente en guardia contra la violencia, la traición, la explotación o el engaño. Cuanto más fuertes sean los lazos de la comunidad, más poderosa será la fuerza de la confianza y más podremos lograr juntos”.
“Hay muchas fuerzas que nos impiden tener un sentido de comunidad cercano”, dijo la hermana Holland, “pero debemos esforzarnos con empeño por superarlas. …
“Para que exista una institución social, debemos estar dispuestos a hacer sacrificios por los demás. Eso también aplica a nuestros matrimonios, nuestra paternidad, nuestra membresía en una comunidad o nuestra ciudadanía en una nación”.
La hermana Holland concluyó con una broma que el rabino Sacks contó una vez. Un año, un equipo de remo universitario perdió todas sus carreras. Para averiguar qué estaban haciendo mal, enviaron a un observador a ver al exitoso equipo de remo de la Universidad de Harvard en acción. Tres días después, el observador regresó conmocionado.
“No lo van a creer”, dijo. “¿Saben lo que hacemos? Hacen exactamente lo contrario. Tienen ocho personas remando y solo una persona gritando instrucciones”.
La hermana Holland agregó: “Me siento honrada de estar con ustedes esta noche, y me siento honrada de remar en su barco. Si seguimos juntos, escuchamos más y gritamos menos, amamos más y nos degradamos menos, podemos afrontar el futuro con gran optimismo y confianza.
“Es más fácil avanzar al futuro sin miedo cuando sabemos que no estamos remando solos”.