Por Rachel Sterzer Gibson, Church News
El élder Horacio A. Tenorio, la primera autoridad general de ascendencia mexicana, falleció el 20 de octubre de 2021 en Atizapán de Zaragoza, México. Tenía 86 años de edad.
Desde su conversión a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en 1969, el élder Tenorio se sumergió en el servicio a la Iglesia. Un año después de que él y su esposa decidieran bautizarse, fue llamado a servir como presidente de rama. Las siguientes décadas también trajeron llamamientos como obispo, consejero de una presidencia de estaca, presidente de estaca, representante regional y presidente de la Misión México Torreón de 1982 a 1985. Durante esos años fue testigo ocular y participante del rápido crecimiento de la Iglesia, donde el número de estacas en su país natal pasó de cinco a 55.
Sirvió como Setenta Autoridad General de 1989 a 1994. Él y su esposa, la hermana María Teresa Tenorio, también sirvieron como presidente y directora de obreras del Templo de Monterrey, México, de 2007 a 2010.
En un artículo de la revista Ensign [en inglés] cuando fue llamado como Setenta Autoridad General, su esposa explicó que parte de su entusiasmo por el crecimiento de la Iglesia en México provenía del gozo que sentía al servir a los demás. “Él ama y respeta a las personas, y es satisfactorio para mí que tenga esta oportunidad de servir”, dijo la hermana Tenorio sobre su llamamiento.
Nació el 6 de marzo de 1936 en la Ciudad de México, es hijo de Leopoldo Horacio Tenorio, químico; y Blanca Otilia Tenorio, periodista.
Cuando tenía 10 años, su familia se mudó a Ciudad Obregón, en el estado de Sonora, donde conoció a María Teresa. Se casaron el 25 de julio de 1957 y tienen tres hijas, María Teresa, Mónica y María del Rocío.
Poco después de unirse a la Iglesia, decidió renunciar a su trabajo como agente de compras de suministros electrónicos, donde continuamente negociaba con otros agentes, algunos de los cuales requerían obsequios o pagos poco éticos.
Sin embargo, poco después, la Iglesia lo contrató como agente de compras para servir en México y luego como director de administración de materiales. Después de servir como presidente de misión, comenzó un negocio de distribución de saborizantes para helados y luego otro de distribución de sistemas de riego.
En un artículo de Church News publicado sobre él, un asociado lo describió como un “pilar de fortaleza”, un hombre que estaba absolutamente comprometido con el Evangelio. El entonces presidente de la Misión México Mérida, Guillermo V. Torres, asociado de muchos años del élder Tenorio, dijo, “Es un hombre muy espiritual con un gran amor por el Evangelio; es un gran líder en la Iglesia, así como un gran amigo”.
En su discurso durante la conferencia general de abril de 1990, el élder Tenorio recordó una prueba dolorosa de su familia en la que su nieto de 15 meses, David, falleció inesperadamente a causa de una enfermedad.
“Llegamos a la casa de nuestros hijos y ellos se encontraban desconsolados”, recordó. “Mi esposa y yo compartimos las respuestas que teníamos, y ellos, al entenderlas y aceptarlas, empezaron a recibir aún más respuestas — más enseñanzas, lo que llevó paz a su corazón. El ambiente de dolor y sufrimiento cambió, dejando lugar a sentimientos espirituales”.
Unos días después, dijo el élder Tenorio, su hija se enteró de que estaba esperando otro bebé. “¡Cuanto amor de nuestro Padre!”.
“[El Salvador] cura nuestras heridas y convierte nuestros dolores en dulces experiencias”.
Los arreglos funerarios están pendientes.
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