Mary Crandall Hales falleció por causas relacionadas con la edad el domingo 15 de enero de 2023 en su casa en North Salt Lake. Tenía 90 años. Se une así al que durante sesenta y cuatro años fue su querido esposo, el élder Robert D. Hales (1932–2017), apóstol de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
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Mary nació en Salt Lake City, Utah, el 6 de agosto de 1932, hija de Gordon Crandall y Elene Clegg Crandall. Cuando era pequeña, la familia se mudó a California, y Mary y sus hermanos —tres hermanos y una hermana— asistieron a la escuela en Los Ángeles. Después de graduarse de la escuela secundaria, Mary se mudó a Provo, Utah, para asistir a la Universidad Brigham Young, donde estudió Nutrición.
La familia Crandall se mudó a Nueva York mientras Mary estudiaba en BYU y, durante una visita a su familia en el verano de 1952, ella conoció a un joven, Robert Dean Hales, estudiante de la Universidad de Utah. Ese verano se conocieron, en otoño regresaron a la universidad en Utah y el verano siguiente se casaron, el 10 de junio de 1953, en el Templo de Salt Lake.
Mary fue la amorosa madre de dos hijos, Stephen y David, que la recuerdan como una mujer refinada, recta y autosuficiente, con un firme compromiso con el Evangelio y su familia.
“Mamá era muy fuerte”, dijo Stephen, el hijo mayor. “Mostraba un amor cristiano incondicional y siempre nos animaba a ser pacificadores, a buscar puntos de encuentro y a mostrar empatía”.
Posteriormente el élder Hales recordó que el apoyo de Mary fue esencial para su familia durante su época como estudiante, su carrera y su servicio en la Iglesia: “En una ocasión, cuando recibí un ascenso, mi jefe me dijo que no estaría donde estaba sin mi esposa”, explicó el élder Hales. “Me dijo: ‘Mary es su posesión más preciada, no lo olvide’. Y nunca lo he hecho”.
Después de prestar servicio en el ejército y graduarse de un programa de maestría en Harvard, la carrera profesional del élder Hales llevó a la familia a vivir en Inglaterra, Alemania, España y varios lugares de los Estados Unidos, un total de quince traslados en sus primeros años de casados. En medio de los constantes cambios de aquella época, Stephen dijo que su madre era quien les proporcionaba constancia y seguridad a su hermano y a él. Recordó la forma en que su padre y ella “les comunicaban” su siguiente traslado preparando un sencillo sobre blanco en una noche de hogar con boletos de avión y detalles de su próximo destino.
“Mamá tenía un plan de acción para terminar la escuela, despedirse y organizar experiencias de aprendizaje centradas en nuestro próximo destino”, dijo Stephen. “Nos ayudaba a recoger y empacar las cosas indispensables, y todo lo demás lo enviábamos a familiares o lo donábamos a quienes lo necesitaban para enseñarnos a estar dispuestos a compartir”.
Aunque mudarse era difícil, Mary cumplía la tarea con independencia y determinación. Una vez, el élder Hales habló de la capacidad que ella tuvo para adaptarse rápidamente a su nuevo hogar cuando se mudaron a Alemania: “Mary llevaba a los niños a la escuela, se aprendió el camino por la concurrida autopista y, con el tiempo, aprendió a hablar alemán. Así era ella. Siempre hacía que las cosas funcionaran”.
Al viajar y vivir por todo el mundo, enseñaba a sus hijos acerca de la naturaleza inclusiva del evangelio de Jesucristo, y que en cada lugar había buenas personas. “Por medio de su ejemplo aprendimos que éramos invitados en nuevas tierras”, dijo Stephen. “Era una oportunidad para encontrar nuevos amigos y nuevos significados, y para pensar de otra manera y recabar nuevos puntos de vista”.
Las experiencias de la familia en todo el mundo los prepararon para asignaciones internacionales cuando Robert fue llamado a servir a tiempo completo en la Iglesia en 1975. En abril de 1994, el élder Robert D. Hales fue llamado a servir en el Cuórum de los Doce Apóstoles.
Mary disfrutaba leyendo historias y biografías y toda la vida le gustó aprender. Al regresar a los Estados Unidos después de vivir en el extranjero, se matriculó en cursos de extensión en una amplia gama de estudios, entre ellos Literatura, Psicología y Contabilidad. En abril de 1982 se graduó de BYU con un título en Desarrollo del Hogar y la Familia y con una especialización secundaria en Psicología.
Cuando el élder Hales comenzó a tener problemas de salud, Mary y él les hicieron frente juntos con determinación. Su lema, el proverbio cuáquero “Tú me elevas y yo te elevaré a ti, y así ascenderemos juntos”, ejemplifica su capacidad para trabajar juntos. Su hijo Stephen dijo que su madre cuidó de su padre “en todo aspecto concebible” , tanto espiritual como físicamente, durante muchos años. “Los esfuerzos de ella permitieron a papá mantenerse centrado en su función como testigo especial del Salvador viviente para todo aquel que tuvo contacto con él”. El élder Robert D. Hales falleció el 1 de octubre de 2017, a los ochenta y cinco años.
Mary a menudo compartía que su testimonio del evangelio de Jesucristo comenzó siguiendo el ejemplo de sus padres y creció a medida que se esforzó por buscar y entender la verdad dondequiera que se presentara.
“Ejercía la fe, empleaba la verdad como guía en su vida y progresaba por medio del estudio y la oración, afianzando su fe en un conocimiento seguro del Evangelio restaurado”, dijo su hijo Stephen. “Ella nos enseñó no solo por medio de sus palabras, sino por medio de sus acciones. Será recordada como una persona que ama al Señor, alguien que transmitió la fe y el conocimiento a las generaciones futuras”.
Los velatorios y el funeral se llevarán a cabo en el centro de reuniones del Barrio Foxhill, 200 South Eagle Ridge Drive, en North Salt Lake, Utah. El primer velatorio tendrá lugar el viernes 20 de enero, de 18:00 a 20:00 h, seguido de un segundo velatorio el sábado a las 10:00 h. El funeral comenzará el sábado a las 11:00 h.