Durante la Conferencia General de Octubre de 2020 de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se abordaron temas que afectan a la sociedad de diferentes maneras en todo el mundo como los efectos del racismo, el odio y división que traen las diversas posturas políticas, por lo que llamaron a combatirlos.
El Presidente Russell M. Nelson recalcó que Dios no ama a una raza más que a otra y pidió a miembros de la Iglesia a abandonar cualquier acto de prejuicio y a promover el respeto hacia toda persona.
“Dios no ama a una raza más que a otra. Su doctrina sobre este asunto es clara. Él invita a todos a venir a Él. Les aseguro que su posición ante Dios no la determina el color de su piel", dijo el Profeta.
En su turno, el Primer Consejero de la Primera Presidencia de la Iglesia, el presidente Dallin H. Oaks, pidió abandonar en cualquier momento, incluso en procesos electorales, toda actitud de odio e ira.
Si bien, dijo, las enseñanzas de Jesús fueron revolucionarias, Él no enseñó ni la revolución ni el quebrantar las leyes sino enseñó un camino mejor, de amor y respeto.
“Como seguidores de Cristo, debemos renunciar a la ira y al odio con que se debaten o condenan las decisiones políticas en muchos casos; La ira es el camino hacia la división y la enemistad”, sostuvo.
En cuanto a las mujeres, el Segundo Consejero de la Primera Presidencia de la Iglesia, el presidente Henry B. Eyring, habló de las fortalezas de las mujeres y el don que tienen para apaciguar los corazones llenos de ira.
“Me mudé cerca de Boston, donde serví en la presidencia del distrito que presidía pequeñas ramas repartidas por dos estados. Hubo contenciones que más de una vez fueron resueltas por mujeres amorosas y dispuestas a perdonar que ayudaron a ablandar corazones”, dijo el presidente Eyring.
En los mensajes se prometió que si se luchaba contra el racismo, se obedecían las leyes en los procesos electorales y se abandonaba la violencia y la ira, tendremos un mundo mejor y estaremos en mejor posición cuando regresemos a la presencia de Nuestro Padre Celestial.