Líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días llamaron a abandonar el racismo, a renunciar a la ira y a celebrar la diversidad.
Durante la 190 Conferencia General de la Iglesia, el Presidente Russell M. Nelson recalcó que Dios no ama a una raza más que a otra y pidió a miembros de la Iglesia a abandonar cualquier acto de prejuicio y a promover el respeto hacia toda persona.
“Dios no ama a una raza más que a otra. Su doctrina sobre este asunto es clara. Él invita a todos a venir a Él. Les aseguro que su posición ante Dios no la determina el color de su piel.
“Me llena de pesar que nuestros hermanos y hermanas de raza negra de todo el mundo estén sufriendo los dolores del racismo y el prejuicio. Hago un llamado a nuestros miembros de todas partes para que pongan el ejemplo de abandonar las actitudes y acciones de prejuicio. Les ruego que promuevan el respeto hacia todos los hijos de Dios”, dijo el Profeta de la Iglesia.
Esta fue la primer Conferencia General de la Iglesia que se transmitió en vivo por radio y televisión a más de 50 países, incluido México donde hay más de 1.6 millones de miembros.
En su turno, el Primer Consejero de la Primera Presidencia de la Iglesia, el presidente Dallin H. Oaks, pidió abandonar en cualquier momento, incluso en procesos electorales, cualquier actitud de odio e ira.
Si bien, dijo, las enseñanzas de Jesús fueron revolucionarias, Él no enseñó ni la revolución ni el quebrantar las leyes sino enseñó un camino mejor, de amor y respeto.
“Como seguidores de Cristo, debemos renunciar a la ira y al odio con que se debaten o condenan las decisiones políticas en muchos casos; La ira es el camino hacia la división y la enemistad”, sostuvo.
“Saber que todos somos hijos de Dios nos proporciona una visión divina del valor de todas las personas y la voluntad y la capacidad de elevarnos por encima de los prejuicios y el racismo”, dijo el presidente Oaks.
Por su pare, el élder Quentin L. Cook, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, llamó a celebrar la diversidad y aprovecharla para fomentar la unidad y el respeto.
Explicó que en la Iglesia, cuya membresía es de más de 16 millones de personas en el mundo, las congregaciones están determinadas por la geografía o por el idioma, no por la raza ni la cultura.
“Con nuestra doctrina que incluye a todos, podemos ser un oasis de unidad y celebrar la diversidad. Unidad y diversidad no son cosas opuestas. Podemos lograr una mayor unidad a medida que fomentamos un ambiente de inclusión y respeto por la diversidad”, subrayó.