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Por Christine Rappleye, Church News
Cuando se organizó la Sociedad de Socorro, el 17 de marzo de 1842, las 20 mujeres que se reunieron en el piso superior de la Tienda de Ladrillos Rojos tenían dos misiones — aliviar el sufrimiento y salvar almas.
“Es exactamente el mismo propósito que tiene la Sociedad de Socorro en la actualidad”, dijo la presidenta de la Sociedad de Socorro, Jean B. Bingham, durante una visita a Nauvoo, Illinois, en septiembre de 2021. Las mujeres de hoy en día se ayudan mutuamente de la misma manera.
“Nos ministramos unas a otras tal como lo hicieron en los primeros días. Ellas salían y se encontraban unas con otras y ayudaron a descubrir cuáles eran sus necesidades y trataron de satisfacer esas cosas”, dijo ella. Ellas también se reunían para aprender sobre el Evangelio, como lo hacen ahora las mujeres, que es salvar almas.
Este año es el 180° aniversario de la organización de la Sociedad de Socorro, una de las organizaciones de servicio a la mujer más grande y antigua del mundo. Fue en 1842 cuando muchas personas estaban ayudando con el esfuerzo de construir el Templo de Nauvoo. Los miembros de la Iglesia habían comenzado a reunirse como comunidad en la curva del río Mississippi en 1838 después de dejar Kirtland, Ohio y Misuri.
“Me encanta la idea de que las hermanas, dondequiera que estén, pueden trabajar juntas y aportar ideas que pueden resultar en una gran obra”, dijo la presidenta Bingham mientras recorría la casa de Sarah Granger Kimball en la histórica Nauvoo, Illinois, en septiembre de 2021.
Comienzos de la Sociedad de Socorro
Antes de que esas 20 mujeres se reunieran, dos mujeres estaban tratando de averiguar cómo contribuir mejor a la construcción del Templo de Nauvoo.
Margaret Cook, que vivía en Nauvoo, Illinois, trabajaba como costurera. Ella estaba reflexionando sobre la mejor manera de ayudar en el esfuerzo de construcción del templo con sus limitados medios. Una de las mujeres para las que ella cosía era Sarah Granger Kimball. Mientras Margaret y Sarah conversaban sobre cómo ayudar, Margaret se ofreció a coser si se proporcionaba tela, la cual Sarah se ofreció a comprar. También planearon preguntar si a otras les gustaría hacer lo mismo.
“Ellas decidieron que querían formar una sociedad benéfica, lo cual era muy común y muy popular en ese tiempo”, dijo la presidenta Bingham mientras hablaba sobre los comienzos de la Sociedad de Socorro en el hogar de Sarah Granger Kimball.
El pequeño grupo de mujeres decidió que Eliza R. Snow prepararía unos estatutos y una constitución. Cuando se lo presentaron al profeta José Smith, él elogió su trabajo, pero agregó que el Señor tenía “algo mejor para ellas”.
El 17 de marzo de 1842, él y otros líderes se reunieron con las mujeres en la sala superior de la Tienda de ladrillos rojos para organizarlas según el patrón del sacerdocio. Emma Smith fue elegida presidenta y las mujeres decidieron llamarse Sociedad de Socorro Femenina de Nauvoo.
“Pienso en cómo la Sociedad de Socorro comenzó como un grupo tan pequeño en un lugar tan pequeño y apartado. Es notable el crecimiento que ha ocurrido en la Sociedad de Socorro”, dijo la presidenta Bingham al reflexionar sobre la Sociedad de Socorro mientras recorría la casa de Sarah Granger Kimball en la histórica Nauvoo, Illinois.
“Hoy, tenemos miembros de la Sociedad de Socorro en todo el mundo. Hoy hay siete millones y medio de hermanas que están aliviando el sufrimiento, que están salvando almas y que están haciendo las mismas cosas para cumplir los propósitos por los que se fundó la Sociedad de Socorro en 1842”, dijo ella.
Trabajando con los recursos que tenían, su fe y su voluntad de servir, las mujeres se ayudaron mutuamente mientras apoyaban a sus familias, enseñaban a sus hijos y compartían el Evangelio.
“Cuando pienso en algunas de esas primeras fundadoras, me sorprende lo que pudieron lograr con los pocos recursos que tenían. Cuando pienso en su visión, su fortaleza, su perspicacia, sus testimonios, estaban dispuestas a compartir eso y estaban dispuestas a salir de su zona de confort”, dijo la presidenta Bingham en una entrevista reciente con Church News (en inglés). “¿Estamos dispuestas hoy, en nuestra Sociedad de Socorro actual, a mirar más allá de nuestros niveles de confort? No es fácil para muchas de nosotras salir e influenciar el mundo. Queremos quedarnos en nuestro pequeño rincón, pero tenemos que salir e influenciar, porque tenemos el conocimiento, tenemos la comprensión de una perspectiva eterna que muchas personas no ven”.
La Sociedad de Socorro en 180 años
“Yo deseo que todas las personas comprendan el poder de la Sociedad de Socorro. Cuando trabajamos juntas, tenemos el potencial y el poder de realmente hacer cambios en el mundo, incluso de corazón a corazón, cuando nos ayudamos unas a otras”, dijo en una entrevista reciente con Church News.
A medida que ella ha ministrado a mujeres de todo el mundo, ella ha visto cómo se acercan unas a otras para ayudarse mutuamente.
“A medida que visito a mujeres de todo el mundo, descubro que son hermanas, tienen las mismas metas, tienen la misma comprensión de su relación con el Padre Celestial”, dijo la presidenta Bingham. “Yo he visto a mujeres de todo el mundo hacer cosas increíbles unas por otras”.
Ella ha visto mujeres en Sierra Leona ayudándose mutuamente a leer. En la República Checa, fue con una hermana a ministrar a una madre con niños pequeños y vio el apoyo y el amor que recibió la madre. En Filipinas, ella vio cómo las mujeres se ayudaban entre sí para detectar signos de desnutrición en sus hijos.
“En Gales, yo participé en una reunión de mujeres de múltiples religiones donde compartieron sus historias de fe y cómo simplemente se acercaron y pusieron sus brazos alrededor una con otra, sin importar cuáles fueran sus creencias. Eso fue poderoso”, dijo ella.
En Chile, ella vio cómo las mujeres se ayudaban entre sí para llegar al templo.
“No importa dónde vivamos, no importa en qué etapa de nuestra vida estamos, no importa cuál sea nuestra situación socioeconómica, nosotras podemos hacer contribuciones a la Iglesia y el Señor nos apoyará en eso y seremos bendecidas y estaremos bendiciendo las vidas de los demás”, dijo la presidenta Bingham.
Todas las mujeres de la Iglesia, mayores de 18 años, son parte de la Sociedad de Socorro, incluyendo aquellas que puedan estar sirviendo en la Primaria, las Mujeres Jóvenes u otras organizaciones.
“Todas pertenecemos y todas somos diferentes. Cada una de nosotras tiene un conjunto único de talentos que el Señor nos ha dado y cada una de nosotras tiene oportunidades para contribuir.
No hay una mujer que no sea necesaria. Las necesitamos a todas”, dijo ella durante una entrevista en Nauvoo.
“Necesitamos el entusiasmo, la energía y el impulso de las mujeres jóvenes. … También necesitamos la sabiduría y la experiencia de las mujeres mayores. Y cuando nos miramos unas a otras y decimos ‘¿Qué puedo compartir? ¿Cómo puedo ser una fortaleza para los demás?’ Entonces sentimos que pertenecemos”, dijo ella.
Ella ha visto cómo ser parte de la Sociedad de Socorro ha bendecido su propia vida.
“Dondequiera que he tenido la oportunidad de servir, sin importar dónde esté sirviendo actualmente, sigo sintiéndome conectada con mis hermanas de la Sociedad de Socorro”, dijo la presidenta Bingham a Church News. “Eso me ha dado una gran comprensión de los demás, me ha ayudado a superar los momentos difíciles de mi propio testimonio y crecimiento.
“Realmente me ha mostrado diferentes maneras de desarrollar relaciones saludables con mi familia y con los demás y, sobre todo, me ha fundamentado en el evangelio de Jesucristo. Para mí, así es como la organización realmente ha bendecido mi vida”, dijo ella.
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